La derrota del Real Madrid en la final de la Copa del Rey frente al Barcelona, saldada con un 3-2 en la prórroga, no solo dejó un sabor amargo en el conjunto blanco, sino que también desencadenó una serie de incidentes disciplinarios que han tenido repercusiones importantes. Tras un final de partido convulso, tres jugadores del equipo madridista fueron expulsados, desatando la polémica y reavivando el debate sobre la tensión en el fútbol de alta competición.
Antonio Rüdiger, el defensa alemán, fue uno de los protagonistas de la jornada, si bien su expulsión llegó una vez que ya había sido sustituido. Según el informe arbitral, la tarjeta roja a Rüdiger se produjo en el minuto 120 por, presuntamente, lanzar un objeto desde el área técnica y mostrar una actitud agresiva, teniendo que ser contenido por miembros del cuerpo técnico. Este incidente, captado también por las cámaras, suscitó un amplio debate sobre la conducta de los jugadores fuera del terreno de juego.
Las consecuencias para Rüdiger han sido significativas. La comisión disciplinaria de la federación española de fútbol, tras evaluar el informe del colegiado Ricardo de Burgos Bengoetxea y las alegaciones presentadas, ha impuesto al central una sanción de seis partidos. A pesar de que el jugador ha expresado públicamente sus disculpas por el comportamiento, reconociendo su error en declaraciones a través de sus redes sociales, la comisión consideró estas manifestaciones insuficientes para atenuar la sanción.

En el caso de Jude Bellingham, el mediocampista inglés, la situación ha tomado un rumbo distinto. Aunque también fue expulsado tras el pitido final, el Real Madrid presentó alegaciones argumentando que la realidad mostrada en las imágenes de video difería del reporte arbitral. La comisión disciplinaria ha dado la razón al club blanco, determinando un «error material manifiesto» en el informe arbitral y dejando sin efecto la tarjeta roja mostrada a Bellingham. El informe inicial describía una actitud agresiva del jugador, teniendo que ser retenido por sus compañeros, una versión que, según la resolución, no se corroboró con la evidencia visual.
Lucas Vázquez, el tercer jugador madridista en ver la roja, también afronta una sanción. Su expulsión se produjo, de acuerdo con el informe arbitral, por ingresar al campo de juego mientras protestaba una decisión del árbitro. Al igual que Rüdiger, Vázquez ya había sido sustituido cuando tuvo lugar el incidente. La sanción impuesta al lateral español es de dos partidos.
Cabe destacar el contexto en el que se desarrolló el encuentro. El Real Madrid llegó a la final de Copa presionado por su reciente eliminación en la Liga de Campeones y su desventaja en la lucha por el título liguero. Adicionalmente, la tensión se elevó antes del partido al negarse el club a participar en la rueda de prensa previa, el entrenamiento oficial y la sesión de fotos, en protesta por los comentarios de los árbitros del encuentro, considerados por el club como una muestra de «hostilidad y animosidad».
A estas cuestiones disciplinarias se suma la lesión de Antonio Rüdiger. El defensor ha tenido que someterse a una intervención quirúrgica en la rodilla y se espera que permanezca de baja durante aproximadamente dos meses. Esta circunstancia médica, sumada a la sanción de seis partidos, le impedirá participar en lo que resta de la temporada de LaLiga y podría poner en duda su presencia en la próxima Copa Mundial de Clubes.

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