El Manchester United se prepara para la final de la Europa League en Bilbao, un evento crucial que no solo define el destino del trofeo, sino también la clasificación directa a la próxima edición de la Champions League. Sin embargo, la antesala de este importante partido se ve empañada por una situación interna que ha generado debate en el seno del club.
Fuentes cercanas a Old Trafford, según reportes extendidos en diversos medios, indican que la directiva del equipo inglés ha optado por no costear las entradas para el personal de apoyo en la final contra el Tottenham Hotspur, que se disputará en el Estadio San Mamés el próximo 21 de mayo. Esta decisión forma parte de una serie de ajustes presupuestarios que el club está implementando, incluyendo la reestructuración de su plantilla de empleados con la posible eliminación de hasta 200 puestos de trabajo durante el verano.
Como parte de estas medidas de contención de gastos, el personal del club solo tendría la opción de adquirir hasta dos entradas a título personal, sin que el Manchester United cubriera los costes del desplazamiento o alojamiento. Esta postura contrasta notablemente con la de otros clubes de élite. Por ejemplo, el Paris Saint-Germain, otro de los finalistas en competiciones europeas, ha anunciado que subvencionará la asistencia de 600 miembros de su personal a la final de la Champions League en Múnich.

Ante esta coyuntura, ha trascendido el gesto altruista de Rubén Amorim, el técnico portugués que llegó al Manchester United el pasado mes de noviembre procedente del Sporting CP. Según las mismas fuentes, al enterarse de que su equipo de trabajo no contaría con apoyo económico del club para asistir a la final, Amorim tomó la decisión de asumir personalmente el coste de las entradas para aproximadamente treinta miembros de su equipo técnico y personal de apoyo.
Esta iniciativa de Amorim, que incluyó a personal con menores ingresos, se interpreta como un reconocimiento a la dedicación y esfuerzo demostrados durante estos desafiantes seis meses. La plantilla, en constante adaptación a los métodos y visión del nuevo entrenador, ha tenido que sortear un periodo de transición que, a pesar de las dificultades iniciales, ha culminado en esta oportunidad de disputar un título continental y asegurar un puesto en la máxima competición europea. Si bien la directiva del Manchester United justifica su decisión argumentando la necesidad de maximizar la disponibilidad de entradas para los aficionados, a quienes se les asignó una cuota de 15.000 localidades, el gesto de Amorim resalta la importancia del factor humano y el espíritu de equipo en un entorno de alta competición. Los jugadores, por su parte, han recibido una asignación limitada de solo dos entradas por cabeza, sin cobertura de gastos de viaje para familiares o amigos.

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