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Bridges Anunoby el dúo Knicks que cambia rumbo Partido 6

La postemporada de la NBA es un crisol donde las aspiraciones se forjan o se desmoronan. Para los New York Knicks, la edición de 2025 se presenta como una oportunidad histórica, y gran parte de esa proyección recae sobre los hombros de dos jugadores: Mikal Bridges y OG Anunoby. Adquirir a estos aleros supuso un desembolso significativo en capital de draft y espacio salarial, decisiones que en su momento generaron debate entre analistas. Sin embargo, su impacto en la búsqueda neoyorquina por alcanzar las Finales de la Conferencia Este por primera vez en un cuarto de siglo es innegable.

La contribución defensiva de la pareja ha sido fundamental, una cualidad particularmente valorada por el cuerpo técnico. En situaciones de alta presión, su capacidad para defender diversas posiciones y limitar a los anotadores de élite adversarios ha marcado la diferencia. Equipos rivales, incluso aquellos con ataques prolíficos como el de unos Boston Celtics dependientes del triple (un aspecto que han testado en esta postemporada), han encontrado dificultades para ejecutar en los momentos decisivos frente a la intensidad defensiva de Bridges y Anunoby. Su versatilidad para cubrir tanto el perímetro como el interior, obligando a defensores y pivotes a un esfuerzo adicional, explica por qué son piezas clave en la estrategia defensiva del equipo.

No obstante, el camino no ha estado exento de desafíos. La adaptación a Bridges en particular, reconocido por su resistencia física al encadenar una notable racha de partidos consecutivos sin perderse uno, implicó un ajuste en su despliegue defensivo. Inicialmente, se le asignaron tareas como defensor principal en el punto de ataque, una función que conllevaba enfrentar un volumen inusualmente alto de bloqueos indirectos, según datos recopilados a lo largo de la temporada. Este rol buscaba preservar la energía del base principal, Jalen Brunson, quien maneja el balón con una frecuencia superior a la de cualquier otro jugador en la liga.

Estos ajustes defensivos coincidieron con un periodo en el que la efectividad colectiva del equipo en ese costado de la cancha se vio mermada. Tras ubicarse entre las defensas de élite la temporada anterior, el equipo descendió en los rankings iniciales, incluso con Anunoby integrado en el esquema. Este periodo de crecimiento afectó también la producción ofensiva de Bridges, quien vio reducidas sus oportunidades en la línea de tiros libres, un indicador de agresividad de cara al aro.

A pesar de los desafíos iniciales, la narrativa de la temporada de estos dos aleros experimentó un giro significativo, impulsado en parte por la lesión sufrida por Jalen Brunson. La prolongada ausencia del base estrella creó un vacío en la creación de juego y en la anotación que Bridges y Anunoby supieron capitalizar. Tradicionalmente identificados como especialistas en el tiro de esquina, donde ambos se situaban entre los líderes de la liga en intentos, tuvieron que expandir su repertorio.

Durante el periodo sin Brunson, Bridges incrementó su volumen de manejo de balón y pulió su juego de media distancia, una faceta en la que demostró una eficiencia notable, finalizando el curso con uno de los mejores porcentajes de acierto desde esa zona entre los jugadores de alto volumen. Su promedio de puntos por partido se elevó de manera considerable, revelando una mayor confianza en su capacidad ofensiva, particularmente relevante en los instantes finales de los encuentros cuando Brunson descansa. Anunoby, por su parte, también dio un paso adelante en ataque, incrementando su producción manteniendo altos índices de eficiencia. Jugadores como Josh Hart han señalado públicamente la capacidad latente de anotación de Anunoby, destacando cómo ha respondido cuando el equipo más lo ha necesitado.

La capacidad de respuesta de Bridges y Anunoby ante la adversidad, especialmente en el costado ofensivo, sugiere que han desbloqueado un nuevo nivel que podría llegar en el momento oportuno. Si consiguen replicar las actuaciones que mostraron en los partidos donde brilló su versatilidad ofensiva (como en la recta final de un vital sexto partido en primera ronda o en momentos cruciales de la serie actual), validarían el importante capital invertido en ellos. Su rendimiento se ha convertido en un termómetro del equipo; cuando ambos jugadores alcanzan su potencial bidireccional, los Knicks se transforman en un rival formidable, capaz de soñar con superar barreras históricas en esta postemporada.

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Escrito por Redacción - El Semanal

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