Con la conclusión del Draft de la NFL de 2025, el foco se desplaza hacia la integración de la nueva camada de talento en sus respectivos equipos. Si bien la promoción de mariscales de campo de este año no alcanzó la magnitud de selecciones de primera ronda de la edición anterior, un total de trece signal-callers encontraron destino a lo largo de las siete rondas. Dos de ellos fueron elegidos en la ronda inicial, y al menos un seleccionado en la segunda jornada del evento posee un potencial significativo para asumir un rol titular desde la semana inaugural. Analistas y expertos de la liga profesional examinan ahora cómo cada uno de estos pasadores se ajusta a la estructura táctica de sus nuevas organizaciones, así como las proyecciones de su desempeño y crecimiento a corto y medio plazo.
En la primera jornada del Draft, dos nombres destacaron en la posición de mariscal de campo. Cam Ward, seleccionado por los Tennessee Titans, aterriza en una franquicia que buscaba un cambio tras experimentos previos. Las razones de su encaje residen en su capacidad de generar jugadas, una confianza imperturbable y un talento natural en el brazo. Aunque el esquema de Brian Callahan, basado en el West Coast y la sincronización, exigirá a Ward trabajar en mantenerse dentro de la estructura de la jugada y pulir su precisión, su adaptabilidad en sus tres paradas universitarias sugiere un potencial considerable. Para optimizar su transición, los Titans deberán adaptar los conceptos de pase para que Ward se sienta cómodo de inmediato, aprovechando las similitudes que él percibe con su último sistema universitario. La paciencia de la directiva y el cuerpo técnico será crucial para el desarrollo de su química con el equipo, estableciendo así una base de estabilidad a largo plazo. Se proyecta que Ward podría liderar la liga en pases de anotación lanzados fuera del bolsillo en los próximos cinco años, gracias a su habilidad para extender las jugadas y su valentía bajo presión, generando avances significativos incluso cuando las jugadas no se desarrollan según lo previsto. Las proyecciones para 2025 lo sitúan en torno a las 3.391 yardas por pase, 20 touchdowns y 13 intercepciones, además de un aporte terrestre.
Por su parte, Jaxson Dart fue la elección de los New York Giants. El coordinador ofensivo Brian Daboll busca históricamente atacar en profundidad, una capacidad que Dart posee gracias a la fuerza de su brazo y su toque en pases largos, lo que le permitirá conectar con talentos como el receptor Malik Nabers. La presencia de veteranos como Russell Wilson y Jameis Winston, que firmaron contratos a corto plazo en la temporada baja, sugiere que Dart podría tener un año inicial de adaptación, facilitando su transición del sistema universitario al esquema de Daboll. El entorno de los Giants, con Daboll y el entrenador de mariscales de campo Shea Tierney, quienes fueron fundamentales en el desarrollo de otros talentos, y el coordinador ofensivo Mike Kafka, con experiencia en programas de desarrollo, parece idóneo para preparar a Dart sin la presión de ser titular de inmediato. Su capacidad para lanzar pases de 20 o más yardas aéreas, demostrada en su etapa universitaria donde fue segundo en FBS en este tipo de completaciones, representa un ajuste natural al deseo de atacar el campo en profundidad del sistema de los Giants y potenciará a su cuerpo de receptores. Su primera temporada proyecta alrededor de 1.991 yardas por pase, 10 touchdowns y 8 intercepciones, con un aporte terrestre de 184 yardas y 2 anotaciones, reflejando su probable rol inicial.

Otro nombre relevante en esta camada es Tyler Shough, de los New Orleans Saints. Con el sorpresivo retiro de Derek Carr anunciado recientemente, todo apunta a una competencia directa en el campo de entrenamiento entre Shough y Spencer Rattler, seleccionado en la quinta ronda el año anterior. A pesar de una trayectoria universitaria prolongada debido a lesiones, Shough se mantuvo sano en su última temporada. Es un pasador de bolsillo experimentado que prioriza lanzar el balón a tiempo y con ritmo, principios fundamentales de la ofensiva del nuevo entrenador Kellen Moore. Su experiencia (tendrá 26 años en septiembre), inteligencia futbolística y talento de brazo le posicionan para competir por minutos de juego desde el principio. La retirada de Carr le beneficia directamente al eliminar cuestionamientos inmediatos y permite a los Saints enfocar sus esfuerzos en moldear la ofensiva para sus jóvenes mariscales. La mejora de la línea ofensiva, aunque aún incompleta, es un paso positivo, y la franquicia aún podría buscar reforzar su cuerpo de receptores para rodear a su nuevo pasador con suficiente talento. Se destaca su potencial para liderar la liga en QBR en jugadas de play-action, mostrando una gran comodidad al dar la espalda a la defensa y reenfocar su mirada en los lanzamientos, una habilidad que maximiza las oportunidades de ataque aéreos tras amagos de carrera. Su proyección para 2025 incluye 3.025 yardas por pase, 14 touchdowns y 12 intercepciones.
Adentrándose en las rondas intermedias y finales, la perspectiva cambia a menudo hacia el desarrollo y roles específicos. Los Cleveland Browns, en particular, mostraron un interés notable en esta clase de pasadores, seleccionando dos talentos, aunque con perfiles y trayectorias iniciales distintos.
Por un lado, Blake Gabriel encaja bien en la filosofía ofensiva de Kevin Stefanski, que prioriza la precisión y la rapidez en la distribución del balón. Gabriel, si bien no destaca por su físico imponente (1.83m, 90kg), compensa con anticipación y sincronización en sus lanzamientos, resultando en una de las carreras universitarias más prolíficas en términos de yardas por pase. Su rápida toma de decisiones y precisión en distancias cortas e intermedias se proyectan favorablemente en el nivel profesional. Pese a contar con veteranos como Joe Flacco y Kenny Pickett en la plantilla, la experiencia de Gabriel, con 63 titularidades universitarias, lo convierte en una opción a considerar si la ofensiva inicial no funciona como se espera, permitiendo evaluar su preparación ante futuras decisiones de draft.
El otro seleccionado de los Browns es Shedeur Sanders, quien ingresa a un vestuario concurrido. A pesar de ser ampliamente rankeado por delante de Gabriel antes del draft, es probable que Sanders comience el campo de entrenamiento más abajo en la rotación, sin una garantía de un puesto en la plantilla activa. No obstante, el hecho de que Cleveland haya ascendido en el draft para elegirlo sugiere una inversión en su desarrollo a largo plazo. Sanders aporta precisión, serenidad y una excelente colocación del balón, cualidades que sintonizan con los conceptos de pases rápidos frecuentes en la ofensiva de Cleveland y que le permitieron alcanzar un porcentaje de completación líder en la FBS en su última temporada. Su camino hacia un rol protagónico parece más extenso, requiriendo superar la competencia interna para tener una oportunidad en el campo.
En Seattle, Jalen Milroe representa un caso de encaje inmediato en un rol especializado. Aunque Sam Darnold se perfila como titular indiscutible, Milroe, con su explosividad y capacidad para generar grandes jugadas con las piernas y un buen pase profundo, podría ver acción en paquetes ofensivos diseñados para explotar su habilidad para correr. Necesita mejorar como pasador puro, pero en la temporada 2025 los Seahawks podrán evaluar su progreso mientras contribuye de forma puntual. Su contrato actual ofrece flexibilidad para la franquicia de cara a 2026, dependiendo de la evolución de Milroe y el desempeño de Darnold.
Otros prospectos de rondas finales buscan labrarse un hueco y desarrollarse. Kyle McCord llega a Philadelphia, una organización conocida por su previsión. La elección crea competencia interna detrás del titular Jalen Hurts, junto a pasadores jóvenes ya presentes en el equipo. McCord es un jugador que toma decisiones rápidas y tiene la confianza para aspirar a un rol de reserva a largo plazo. Demostró adaptabilidad y crecimiento, redefiniendo su juego en su último año universitario y mostrando la precisión e intangibles valorados en la NFL. Competirá inicialmente por el tercer puesto en el orden de profundidad, beneficiándose de un entorno de mariscales de campo experimentado para su desarrollo.
En Pittsburgh, la elección de Joe Howard en una ronda tardía resultó sorprendente para algunos. Sin embargo, se le considera un encaje ideal. Sus estadísticas de eficiencia y porcentaje de completación fueron sobresalientes a nivel universitario, complementadas por su tamaño y movilidad. Aún en proceso de mejora como pasador, Howard se perfila como el segundo o tercer mariscal de campo en la plantilla, con la expectativa de que su impacto no sea significativo en su primera temporada, centrándose en su desarrollo futuro.
Los Indianapolis Colts añadieron a Luke Leonard, un mariscal de campo de doble amenaza con habilidad para pases rápidos y movilidad para crear fuera de guion. Con el puesto titular en disputa entre otros jugadores, Leonard tendrá tiempo para desarrollarse. Los Colts han mantenido una tendencia a tener tres mariscales de campo en su plantilla activa, lo que ofrece a Leonard una clara oportunidad de ocupar ese puesto de desarrollo y potencialmente ascender en el futuro.
En Houston, Graham Mertz se une a un equipo con C.J. Stroud firmemente establecido como titular. Mertz había mostrado destellos de alto rendimiento antes de sufrir una grave lesión que interrumpió su última temporada universitaria. Esta campaña será de recuperación y adaptación, valorándose sus intangibles y atención al detalle. Competirá por la posición de tercer mariscal de campo, con la esperanza de que su desarrollo lo convierta en un respaldo confiable para Stroud a medida que otros contratos expiren.
Cam Miller llega a Las Vegas en una situación que favorece su desarrollo gradual detrás de un titular establecido. Miller es un pasador preciso y certero, con la adición de capacidad de carrera. Los Raiders valoran su precisión, liderazgo y trayectoria, habiendo llevado a su equipo universitario a múltiples campeonatos. Con las dos primeras posiciones de mariscal de campo definidas, Miller competirá por un eventual tercer puesto si el equipo decide mantener tres en la plantilla activa.
Finalmente, Kurtis Rourke aterriza en San Francisco, una organización bien reputada por su habilidad para desarrollar pasadores. Rourke, un pasador de bolsillo de gran estatura con un brazo potente y buen toque, se ajusta a la filosofía de pase eficiente y certero del esquema. Sin embargo, una lesión sufrida lo podría posicionar en una lista de jugadores inactivos físicamente al inicio. Si su recuperación avanza más rápido de lo esperado, competiría por un puesto en la profundidad detrás de los titulares, integrándose a una sala de mariscales de campo que favorece el aprendizaje.
Cada uno de estos trece jóvenes mariscales de campo enfrenta realidades distintas tras el draft, desde la competencia inmediata por un puesto titular hasta la necesidad de un desarrollo a largo plazo en la sombra. Sus trayectorias iniciales estarán marcadas por su capacidad para adaptarse al rigor profesional, perfeccionar sus habilidades y aprovechar las oportunidades que sus nuevas franquicias les ofrezcan.

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