La nueva meta de la OTAN: Canadá y el desafío de invertir el 5% en defensa
La OTAN ha dado un paso sin precedentes al establecer un objetivo de gasto en defensa del 5% del PIB para sus miembros, una cifra que duplica con creces el compromiso anterior del 2% acordado en 2014. Canadá, históricamente rezagado en este aspecto, ahora enfrenta el reto de alinear su presupuesto militar con las nuevas exigencias de la alianza, bajo un plazo que se extiende hasta 2035.
Según la declaración oficial de la cumbre de líderes, el 3.5% del PIB deberá destinarse a las necesidades centrales de defensa, como equipamiento militar, salarios de las fuerzas armadas y seguridad fronteriza. El 1.5% restante se orientará a infraestructura crítica, ciberseguridad, innovación tecnológica y preparación civil. Este enfoque ampliado refleja la evolución de las amenazas globales, que ya no se limitan a conflictos convencionales.

Un salto histórico para Canadá
Canadá ha luchado durante años por alcanzar incluso el umbral del 2%. En 2024, su gasto apenas rozó el 1.45%, según informes de la OTAN. Sin embargo, el primer ministro Mark Carney aseguró en La Haya que el país cumplirá con la meta anticipadamente, inyectando 9.300 millones de dólares adicionales este año. Parte de estos fondos se destinarán a modernizar bases, aumentar salarios militares y potenciar la industria de defensa nacional.
"Estamos compensando años de subinversión", afirmó Carney. "No se trata de sacrificios, sino de sumar capacidades". Aun así, admitió que hacia finales de la década, los ciudadanos deberán debatir los "costos asociados" a este esfuerzo.
Desafíos y escepticismo
Expertos como David Perry, del Canadian Global Affairs Institute, califican el incremento como el mayor desde la Segunda Guerra Mundial. Aunque lo consideran alcanzable, subrayan la necesidad de voluntad política: "Durante la pandemia, Canadá movilizó cientos de miles de millones. Esto requerirá una fracción de eso, pero de manera sostenida".
Kevin Page, exdirector parlamentario de presupuesto, advierte que el camino no será fácil: "Sin una estrategia clara, el riesgo de sobrecostos y cuellos de botella es alto". Carney, por su parte, confía en que alianzas con la UE y EE.UU. ayudarán a optimizar recursos.
¿Y el resto de la OTAN?
Polonia lidera el gasto con un 4.07% de su PIB, seguida por EE.UU. y las repúblicas bálticas, que superan el 3%. El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, reconoció el papel de Donald Trump en presionar a los aliados para equiparar contribuciones: "Tenía razón: Europa y Canadá no aportaban lo suficiente".
Mientras Canadá traza su hoja de ruta, una pregunta persiste: ¿podrá mantener este ritmo sin afectar otras áreas prioritarias? La respuesta, como la geopolítica misma, está en constante evolución.
(Con información de agencias internacionales).

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