La Moda en Tiempos de Guerra: Vestir la Resistencia Ucraniana
El impacto de la guerra trasciende el campo de batalla. Mientras Ucrania enfrenta la invasión rusa, la moda se ha convertido en un lenguaje silencioso de resistencia, identidad y memoria. Detrás de cada bordado tradicional, cada diseño inspirado en la cultura local y cada prenda tejida por manos que también documentan crímenes de guerra, hay una historia de fortaleza colectiva.
En las calles de Kyiv, Lviv o Odesa, los diseños de jóvenes creadores ucranianos han abandonado las pasarelas para convertirse en símbolos de lucha. Firmas como Ksenia Schnaider o Anton Belinskiy han transformado sus colecciones en manifiestos, utilizando patrones folclóricos reinterpretados bajo el estruendo de las sirenas antiaéreas. La moda ya no es solo estética; es un acto político.

Hilos que tejen memoria
El proyecto Vyshyvanka —camisas tradicionales ucranianas— ha sido resignificado. Artesanas en ciudades sitiadas como Mariúpol o Jersón han convertido estas prendas en lienzos de denuncia, bordando nombres de ciudades bombardeadas o fechas de masacres. Algunas incluso esconden mensajes en sus costuras, como hicieron durante la ocupación soviética. La diseñadora Lilia Litkovskaya, exiliada en París, ha llevado estos símbolos a las vitrinas europeas: "Cada puntada es un grito que no puede ser silenciado", afirma.
Pero el desafío es enorme. Talleres destruidos, proveedores bajo ocupación y la escasez de materiales han obligado a la industria a reinventarse. En Leópolis, cooperativas de mujeres tejedoras producen ropa térmica para soldados con lana donada, mientras en Kyiv, diseñadores reciclan uniformes militares dañados para crear piezas únicas. "Es nuestra forma de honrar a los que luchan", explica Daria Shapovalova, fundadora de la plataforma Ukrainian Fashion Week.
Moda como testimonio
La documentación de crímenes de guerra también ha encontrado su reflejo en la indumentaria. Un colectivo de artistas en Chernihiv recolecta fragmentos de misiles y los incrusta en joyería, creando collares y pulseras que narran historias de supervivencia. "Llevar estos objetos es recordar que seguimos aquí", comenta una sobreviviente de Bucha.
Mientras, marcas internacionales han intentado sumarse a la causa, aunque no siempre con acierto. Algunas han sido criticadas por "aprovechar el dolor con colecciones superficiales", como señaló la periodista de moda Olya Zaitseva. En contraste, iniciativas locales, como el proyecto Weaving Memories —donde refugiadas tejen tapices con relatos de desplazamiento— han recibido reconocimiento por su autenticidad.
El futuro de la moda ucraniana
A pesar de la destrucción, la creatividad persiste. Talleres clandestinos en sótanos, escuelas de diseño que operan en búnkeres y ferias virtuales muestran la resiliencia de un sector que se niega a desaparecer. Para Anna Osmekhina, curadora de la exposición Fashion on the Frontline, la moda ucraniana "ya no será la misma: ha aprendido a vestir no solo cuerpos, sino también almas rotas".
Mientras el mundo observa, Ucrania demuestra que incluso en los momentos más oscuros, la moda puede ser armadura, testimonio y esperanza. Como escribió la poeta Victoria Amelina antes de morir en un bombardeo: "Lo que creamos hoy es semilla para un mañana que no podemos ver aún".

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