Mortero mata a dos niños y su madre en el noroeste de Pakistán durante operación militar

Tragedia en Pakistán: Tres víctimas civiles en operativo militar

En una nueva escalada de violencia en el noroeste de Pakistán, una familia se convirtió en víctima del conflicto armado que enfrenta a las fuerzas gubernamentales contra grupos insurgentes. Un proyectil de mortero impactó en una vivienda en la región fronteriza, acabando con la vida de dos menores y su madre, según confirmaron autoridades locales.

La zona, cercana a la frontera con Afganistán, ha sido escenario de intensos enfrentamientos en los últimos meses. Las operaciones militares, dirigidas a desmantelar células de militantes, han dejado un saldo creciente de víctimas civiles, alimentando la indignación entre la población. Testigos relataron que el proyectil alcanzó el hogar familiar durante la noche, cuando los ocupantes dormían, sin posibilidad de reacción.

Aunque fuentes oficiales aseguran que el objetivo eran posiciones insurgentes en las inmediaciones, organizaciones humanitarias han denunciado la falta de precisión en estos operativos. "Es inadmisible que continúen registrándose bajas de inocentes en una estrategia que debería protegerlos", declaró un portavoz de una ONG con presencia en la región.

Este incidente reaviva el debate sobre los costos humanos de las operaciones militares en zonas densamente pobladas. Mientras las autoridades prometen una investigación, comunidades enteras exigen mayor transparencia y medidas que prioricen su seguridad. La cifra de desplazados sigue aumentando, agravando una crisis humanitaria que parece lejos de resolverse.

La presión internacional no se ha hecho esperar: varios gobiernos y organismos multilaterales han instado a Pakistán a revisar sus tácticas, subrayando que la lucha contra el terrorismo no puede sacrificar vidas civiles. Sin embargo, en medio de la creciente tensión, poco parece cambiar para quienes habitan estas regiones en conflicto.

Mientras tanto, los funerales de las víctimas se llevaron a cabo bajo un manto de dolor, recordando, una vez más, que en estas guerras son siempre los más vulnerables quienes pagan el precio más alto.