La Estrategia de Canadá para Proteger su Soberanía en el Ártico ante un Mundo en Transformación
En un escenario global marcado por tensiones geopolíticas, Canadá ha reforzado su compromiso con la defensa del Ártico, una región cuya importancia estratégica se ha vuelto innegable. La ministra de Asuntos Exteriores, Anita Anand, aseguró recientemente que el gobierno no dejará "ninguna piedra sin remover" para salvaguardar su territorio norteño, especialmente ante el aumento de la presencia rusa en la zona.
Durante una reunión en Helsinki con representantes de países nórdicos, Anand destacó que la invasión rusa a Ucrania en 2022 ha alterado el enfoque de la OTAN, que ahora dirige parte de su atención hacia el flanco occidental y el Ártico. "La infraestructura rusa se está acercando cada vez más al círculo polar ártico, y actividades en el Paso del Noroeste han incrementado", explicó. Para Canadá, esto representa un reto directo a su soberanía, impulsando la necesidad de fortalecer alianzas y medidas de seguridad.

El contexto internacional añade complejidad al panorama. Mientras líderes europeos y el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, discutían en Washington posibles vías para poner fin al conflicto, Canadá mantuvo su postura firme: cualquier decisión sobre el futuro de Ucrania debe ser tomada exclusivamente por su pueblo. "No hay ambigüedad en nuestra posición", afirmó Anand, subrayando el respeto al orden internacional y la integridad territorial.
Pero la estrategia canadiense va más allá de lo militar. Anand destacó la importancia de integrar la seguridad económica con la defensa nacional, especialmente en un área rica en minerales críticos, esenciales para tecnologías verdes y defensivas. "Ya no podemos separar economía y seguridad; están profundamente entrelazadas", afirmó.
Este enfoque multidimensional incluye diálogos con aliados como Finlandia, cuyo presidente, Alexander Stubb, se reunirá con Anand para abordar la promoción del derecho internacional y la estabilidad global. La ministra insistió en que la cooperación con los países nórdicos es clave para proteger un orden basado en reglas, especialmente en una región tan sensible como el Ártico, donde el deshielo abre nuevas rutas comerciales —y rivalidades—.
Mientras el mundo observa cómo evolucionan las negociaciones en Ucrania, Canadá envía un mensaje claro: su prioridad es asegurar que el Ártico no se convierta en un escenario de conflicto, sino en un espacio de cooperación y respeto mutuo. La pregunta que queda en el aire es si las potencias globales estarán dispuestas a seguir ese mismo camino.

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