Redacción - El Semanal
El actor escocés Brian Cox, conocido por su icónico papel en Succession, protagonizó un momento tan incómodo como memorable durante el estreno mundial de Glenrothan, su ópera prima como director, en el Festival Internacional de Cine de Toronto. El intérprete, que lució un tradicional kilt negro de tartán, sufrió un inesperado percance cuando su falda escocesa se levantó más de lo previsto durante la sesión de preguntas posteriores a la proyección, dejando al descubierto más de lo que algunos espectadores esperaban ver.
La situación ocurrió mientras Cox, de 77 años, respondía preguntas del público en el Roy Thomson Hall. Un asistente levantó la mano para advertirle discretamente sobre el imprevisto, provocando risas en la sala. "¿Es tan malo? ¿O es tan bueno?", bromeó el actor, sin perder su característico humor ácido. Pese a la incomodidad inicial, Cox defendió con vehemencia el uso auténtico del atuendo tradicional: "El kilt está diseñado para que estés fresco y libre. Y es una jodida libertad maravillosa", declaró, antes de corregir su postura.
La película, un drama familiar ambientado en las Tierras Altas de Escocia, sigue la historia de dos hermanos distanciados que se reencuentran para salvar la destilería de whisky que heredaron. Cox interpreta a Sandy, un hombre enfermo que recibe la visita de su hermano menor, Donal (Alan Cumming), tras años de ausencia. Según el propio actor, el proyecto es una historia personal que busca alejarse de las convenciones de Hollywood, algo que dejó claro no solo en su discurso, sino también en su vestimenta poco ortodoxa.
Aunque Cox finalmente se disculpó por el "desafortunado" incidente, no perdió la oportunidad de responsabilizar con ironía al productor Neil Zeiger, quien también vestía kilt pero, a diferencia del protagonista, llevaba ropa interior. "¿De quién fue la idea de usar estos malditos kilts? Seguro no fue mía", exclamó entre risas. Más tarde, Cox reflexionó sobre la práctica escocesa de no usar nada debajo del atuendo, confesando con humor: "Es difícil no llevar calzoncillos".
El festival, que concluye este domingo, ya tiene uno de sus momentos más virales, gracias a la combinación de tradición, estilo y un toque de irreverencia que solo alguien como Brian Cox podía ofrecer. Mientras tanto, la película ha comenzado a generar expectativa, no solo por su narrativa, sino también por el peculiar y controvertido protagonismo de su director.
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