En una reciente noticia judicial, Apple ha salido victorioso en una demanda colectiva que cuestionaba su «ecosistema cerrado de aplicaciones y servicios». El juez de distrito estadounidense Richard Seeborg desestimó la demanda al concluir que los demandantes no tenían una posición antimonopolio sólida para respaldar sus reclamaciones.
La demanda acusaba a Apple de participar en prácticas anticompetitivas al establecer acuerdos con navegadores para evitar la entrada de aplicaciones de terceros en el mercado. En enero de este año, la Unión Europea permitió la utilización de motores de navegador de terceros en el iPhone, abriendo así la competencia en este aspecto.
Uno de los argumentos de la demanda se centraba en el uso de WebKit en iOS, lo cual limitaba la funcionalidad de las aplicaciones web y obstaculizaba el desarrollo de aplicaciones web progresivas (PWA). Esto garantizaba que otros navegadores, como Google Chrome y Mozilla Firefox, actuaran como alternativas a Safari en lugar de competidores independientes, lo que los demandantes consideraban un comportamiento anticompetitivo que resultaba en precios más altos para los consumidores de iPhone.
En respuesta a la demanda, Apple afirmó que sus precios no están inflados artificialmente y que son competitivos en un mercado con intensa competencia. El juez Seaborg respaldó la posición de Apple y aceptó la moción de desestimación presentada por la empresa, dando al demandante un plazo de 30 días para presentar una demanda enmendada si así lo considera.
Estos acontecimientos han generado interés y debate en el ámbito legal y tecnológico, ya que ponen de manifiesto las complejidades y luchas por el poder en el mundo de las grandes tecnológicas como Apple. Para más detalles sobre el caso y la decisión judicial, se puede acceder al artículo completo mediante el enlace proporcionado.
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