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Descubren relación entre problemas de sueño y riesgo de accidente cerebrovascular

Durante muchos años, he tenido problemas para conciliar un sueño reparador. A pesar de poder quedarme dormido rápidamente, dos situaciones han afectado mi descanso: despertarme en mitad de la noche y no poder volver a conciliar el sueño, así como levantarme temprano, alrededor de las 4:30/5:00 am, sin posibilidad de volver a dormir.

Para abordar estos problemas, he estado trabajando en mejorar mis hábitos de sueño. Una de las lecciones más importantes que he aprendido es que aceptar el despertar en mitad de la noche en lugar de luchar contra ello es clave para lograr conciliar el sueño nuevamente. A menudo, cuando despierto en esas horas, suele haber preocupaciones en mi mente, ya sea relacionadas al trabajo, lo personal, u otros temas. Acepto esos pensamientos y suelto la preocupación por volver a dormir, lo cual me ha permitido conciliar el sueño nuevamente en la mayoría de las noches en un período de treinta minutos.

Por otro lado, despertar más tarde ha sido un reto mayor para mí. A pesar de despertar con mucha energía y querer empezar el día de inmediato, me he permitido permanecer en la cama en lugar de levantarme de inmediato. Esto me ha llevado a extender mi tiempo de sueño progresivamente, pasando de 4-5 horas por noche a casi 8 horas en una buena noche. Este incremento en la duración y calidad del sueño ha reportado innumerables beneficios para mi salud, especialmente a mis 62 años, donde es crucial cuidar mi bienestar físico y mental.

Sin embargo, no todo ha sido fácil. El dormir más horas ha implicado ciertos sacrificios, como renunciar a las dos horas de la mañana para leer, escribir, o revisar mi correo electrónico. A pesar de esto, considero que los beneficios de un mejor descanso compensan estos pequeños inconvenientes. He modificado mi rutina de entrenamiento, trasladándola a las tardes varias veces por semana, lo que me permite recuperar tiempo por las mañanas que ahora dedico a permanecer en la cama por más tiempo.

Entiendo que no todos puedan hacer estos ajustes en sus rutinas. Durante la etapa en la que mis hijos eran pequeños, levantarme temprano era una necesidad y el cansancio era constante. Sin embargo, con flexibilidad en mi horario laboral, he logrado adaptar mis rutinas para priorizar un sueño de calidad. Mi experiencia personal durante estos últimos años me ha demostrado que los hábitos de sueño pueden cambiar y aquellos que solían dormir mal, también pueden convertirse en buenos durmientes.

Mi viaje para mejorar mis hábitos de sueño continúa y entiendo que es un proceso constante. A medida que he implementado cambios en mi estilo de vida, como incrementar mi actividad física, mejorar mi alimentación, reducir el consumo de alcohol, y disminuir mis niveles de estrés, he notado una mejoría significativa en la calidad de mi sueño. Para aquellos que luchan con problemas de sueño, quiero transmitirles un mensaje de esperanza: es posible mejorar la calidad de su descanso con esfuerzo y compromiso.

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Escrito por Redacción - El Semanal

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