Estudio revela que desorden de ansiedad triplica riesgo de demencia.

Un estudio reciente sugiere que el trastorno de ansiedad puede triplicar el riesgo de desarrollar demencia en el futuro, lo que añade preocupaciones a aquellos que ya sufren de ansiedad.

Los investigadores han analizado la relación entre diferentes grados de ansiedad y el riesgo de demencia a lo largo del tiempo, así como el efecto del tiempo de duración de la ansiedad en este riesgo. Según el estudio publicado en el Journal of the American Geriatrics Society, la ansiedad ahora puede considerarse un factor de riesgo no tradicional para la demencia.

Más de 55 millones de personas en todo el mundo padecen demencia, y se espera que esta cifra aumente a 139 millones para el año 2050. Dado que la demencia es una de las principales causas de muerte, los investigadores y profesionales de la salud se han centrado en la prevención, especialmente abordando factores de riesgo como la ansiedad o hábitos de vida poco saludables.

El estudio se llevó a cabo con 2.132 participantes reclutados en el estudio comunitario Hunter en Newcastle, Australia. Se realizaron evaluaciones cada cinco años para medir la ansiedad de los participantes, definiendo la ansiedad crónica, resuelta y de inicio nuevo.

Se identificó que tanto la ansiedad crónica como la de inicio nuevo estaban asociadas con un riesgo casi tres veces mayor de demencia de cualquier causa, con un tiempo promedio de diagnóstico de 10 años. Curiosamente, las personas cuya ansiedad se resolvió en los primeros cinco años no tenían un riesgo mayor de demencia, equiparable a aquellos sin ansiedad.

Los resultados también señalaron que el impacto de la ansiedad en el riesgo de demencia fue mayor en participantes menores de 70 años. Los expertos destacan la importancia de abordar la ansiedad de manera temprana y constante para reducir el riesgo de demencia.

Se ha observado que la ansiedad puede estar relacionada con enfermedades vasculares, inflamación y daño celular, todos factores que contribuyen al desarrollo de la demencia. Además, se ha vinculado la ansiedad con la acumulación de beta-amiloide, marcador característico del Alzheimer.

A pesar de las limitaciones del estudio, como la medición de la ansiedad basada en las semanas previas a las evaluaciones, los hallazgos resaltan la importancia de controlar la ansiedad para reducir el riesgo de demencia. Expertos sugieren buscar ayuda profesional para manejar la ansiedad, a través de cambios de estilo de vida, terapias cognitivo-conductuales o medicamentos adecuados.

En resumen, la ansiedad puede desempeñar un papel significativo en el desarrollo de la demencia, por lo que es fundamental abordar este trastorno de manera efectiva para preservar la salud cognitiva a largo plazo. Ante la presencia de síntomas de ansiedad, es recomendable buscar apoyo médico especializado y adoptar estrategias de afrontamiento saludables.

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Escrito por Redacción - El Semanal

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