Aumentan tarifas y destinos para turistas exigentes en época estival.

Después de un periodo de agitación y recuperación posterior a la pandemia, Italia se enfrenta a un nuevo desafío: la posible implementación de un aumento significativo en el impuesto turístico, que podría llegar a alcanzar los 25 euros por noche en hoteles de alta categoría. Esta propuesta ha generado un intenso debate en el país, vinculado a la problemática relación entre el turismo masivo y las comunidades locales en destinos turísticos clave.

La revisión de la tasa turística italiana ha sido objeto de atención en los medios, con el gobierno considerando dos cambios fundamentales. En primer lugar, se contempla aumentar el monto del impuesto, permitiendo que llegue hasta los 25 euros por noche en establecimientos de lujo. En segundo lugar, se pretende ampliar la aplicabilidad de este impuesto a casi 8.000 ciudades en todo el país, en lugar de restringirlo a ciertas localidades como se hacía anteriormente.

Este nuevo enfoque propuesto busca establecer una relación proporcional entre el costo de la estancia y el impuesto a pagar. Por ejemplo, si el precio de la habitación en un hotel es inferior a 100 euros, el turista podría abonar hasta 5 euros adicionales, mientras que en hoteles de precios más elevados, como aquellos que superan los 750 euros por noche, la tarifa podría llegar a los 25 euros.

Además del incremento en las tarifas, se planea extender la aplicación del impuesto a todas las ciudades italianas, lo que representaría un cambio significativo en la normativa vigente. Se espera que estos ajustes conduzcan a un incremento sustancial en los ingresos generados por los impuestos turísticos, superando los 702 millones de euros del año anterior.

Sin embargo, existen distintas posturas frente a esta propuesta. Mientras que algunos sectores consideran que estas medidas son necesarias para mejorar los servicios turísticos y fomentar una mayor responsabilidad en los viajeros, otros expresan preocupaciones sobre el posible uso inadecuado de los fondos recaudados o la falta de transparencia en su asignación.

En medio de estas discusiones, el Ministerio de Turismo italiano ha señalado que el diálogo sobre estas medidas aún se encuentra en curso, con la posibilidad de que se incorporen en un decreto en un futuro próximo. La industria hotelera, representada por Federalberghi, ha manifestado su preocupación ante posibles aumentos excesivos en los impuestos turísticos, argumentando que podrían impactar negativamente en el sector y en la percepción de Italia como destino turístico.

En definitiva, la propuesta de aumentar el impuesto turístico en Italia ha despertado un intenso debate en el país, reflejando las complejas relaciones entre el turismo, las comunidades locales y el gobierno. El desafío reside en encontrar un equilibrio que garantice un turismo sostenible y beneficioso para todos los involucrados.