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Canadá implementa fondo millonario para víctimas de vacunas que reclaman abandono

El coste humano de un programa de indemnizaciones por vacunas que no cumple sus promesas

Mientras el mundo intentaba escapar de la pandemia, millones de personas confiaron en las vacunas como un salvavidas. Sin embargo, para un pequeño porcentaje, el remedio se convirtió en una pesadilla. Canadá estableció un programa de indemnización por daños causados por vacunas con un presupuesto de 50 millones de dólares, pero quienes sufrieron efectos adversos graves denuncian que el sistema les ha fallado.

Historias de abandono

Kimberly MacDougall aún recuerda con dolor los últimos minutos de su esposo, Stephen, quien falleció en 2021 tras desarrollar una miocarditis severa después de recibir su dosis contra el COVID-19. "Vi cosas que nadie debería ver. Lo vi revivir con desfibriladores, lo vi morir", relata. Aunque el gobierno reconoció su caso, la compensación recibida apenas cubrió una fracción de lo que su familia perdió.

Casos como el de Stephen no son aislados. Becky Marie Campbell, una maestra canadiense, sufrió una parálisis parcial tras su vacunación en 2021. Su solicitud de apoyo fue rechazada por un panel de médicos que nunca la examinó. "Creí que mi país me protegería. En cambio, me dejaron sola", afirma.

Un programa bajo fuego

El Vaccine Injury Support Program (VISP) fue creado en 2020 para asistir a quienes padecieran efectos secundarios graves tras la inmunización. Sin embargo, una investigación revela que, de los 50,6 millones asignados, más del 60% se ha destinado a gastos administrativos, mientras que apenas 16,9 millones llegaron a los afectados.

Más de 1.700 solicitudes siguen pendientes, algunas desde hace tres años. Los denunciantes describen un sistema caótico, con casos perdidos, gestionadores inaccesibles y decisiones arbitrarias tomadas por médicos que nunca atendieron a los pacientes.

La indignación de los aprobados

Incluso quienes han logrado ser compensados expresan su frustración. Ross Wightman, un expiloto diagnosticado con síndrome de Guillain-Barré, recibió una indemnización tras una larga espera, pero asegura que el proceso fue "un infierno". "Tardan meses en reembolsar gastos médicos. Es humillante", denuncia.

Shannon Dupont, una trabajadora social que sufrió un derrame cerebral postvacunación, acumula deudas mientras espera que VISP le reintegre más de 180.000 dólares en tratamientos. "Siento que están esperando a que muramos para olvidarse del problema", acusa.

¿Cambiará algo?

Frente a las críticas, la nueva ministra de Salud, Marjorie Michel, calificó la situación de "inaceptable" y prometió reformas. Mientras, organizaciones médicas reclaman transparencia y rapidez en las evaluaciones.

Pero para víctimas como Kayla Pollock, que usa silla de ruedas tras desarrollar mielitis transversa, las promesas llegan demasiado tarde. "Me ofrecieron eutanasia antes que ayuda económica", confiesa.

El programa nació como un gesto de solidaridad, pero para muchos se ha convertido en un laberinto burocrático que agrava su sufrimiento. La pregunta ahora es si las autoridades escucharán sus voces o si seguirán siendo invisibles.

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Escrito por Redacción - El Semanal

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