Redacción - El Semanal
En el marco de la industria automotriz, el panorama en España ha experimentado un giro significativo con la llegada de Chery Group Co. y sus planes de expansión en el país. Esta empresa china ha fijado su objetivo en introducir una variedad de coches en el mercado, desde modelos de combustión hasta vehículos eléctricos, como el conocido Omoda y el híbrido enchufable Jaecoo.
La noticia de que Chery utilizará la antigua planta de Nissan en Barcelona para ensamblar sus nuevos coches confirma su presencia en territorio español. La incorporación de marcas como Ebro, revitalizada por conglomerados chinos, resalta la importancia de Asia en la producción automovilística de la región.
Estos planes de producción no solo representan una oportunidad para la industria local, sino que también prometen generar empleo con la expectativa de contratar a 1.000 trabajadores una vez que la capacidad máxima de la planta sea alcanzada. El enfoque en el montaje de kits ya ensamblados en China para completar los coches en España se presenta como una estrategia eficiente y menos costosa, en comparación con la construcción de una planta de producción desde cero.
Sin embargo, el anuncio reciente de Chery de retrasar sus planes de producción hasta septiembre u octubre de 2025 ha generado incertidumbre en la industria. Este retraso impacta no solo a la marca china, sino también a Ebro y a todos los modelos, incluidos los de gasolina.
La imposición de aranceles a los vehículos eléctricos chinos en Europa ha sido un factor clave en esta situación, con la Unión Europea determinada a aplicar medidas que puedan dificultar la entrada de estos productos en el mercado europeo. La estrategia de Chery de fabricar en Europa como forma de eludir estos aranceles plantea desafíos adicionales, especialmente en un escenario que exige inversiones significativas para garantizar la exención de tarifas a los vehículos eléctricos.
En este contexto, España se encuentra en una encrucijada, equilibrando la necesidad de coches asequibles con la presión de los fabricantes europeos y las políticas proteccionistas de la Unión Europea. La posición del país en este dilema afecta directamente a su industria automotriz, que representa un porcentaje significativo de su PIB.
En conclusión, la llegada de fabricantes chinos al mercado español plantea desafíos y oportunidades para la industria local. La elección entre seguir el rumbo hacia coches más asequibles o priorizar la defensa arancelaria y la inversión en tecnología en un mercado en constante evolución es crucial para el futuro de la industria automotriz en España.
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