Recientemente, la preocupación ha recaído sobre la amenaza potencial de asteroides que podrían impactar contra la Tierra. Hace dos años, un asteroide del tamaño del puente Golden Gate pasó relativamente cerca de nuestro planeta, a una distancia de 1.981.468 kilómetros, lo que generó una gran inquietud a nivel mundial. China, con su impresionante precisión en el cálculo de trayectorias, logró tranquilizar a la población al evitar posibles colisiones catastróficas.
Uno de los asteroides que ha despertado gran preocupación es el Asteroide 1994 PC1, clasificado como potencialmente peligroso. Descubierto por el astrónomo Robert McNaught en la década de 1990, se espera que este objeto pase cerca de la Tierra en 2022, lo que plantea temores sobre una colisión con consecuencias devastadoras. Determinar con precisión su ubicación y trayectoria se ha convertido en una tarea crucial para evitar cualquier impacto destructivo en nuestro planeta.
China ha desarrollado la Constelación de satélites Jilin-1, una serie de pequeños satélites lanzados desde 2015 que se encuentran en órbitas heliosincrónicas. Con planes de expansión a 300 satélites para el año 2025, esta constelación cuenta con tecnología de alta resolución y capacidades hiperespectrales que abarcan desde la respuesta a desastres naturales hasta la recopilación de inteligencia militar.
Aunque los satélites Jilin-1 no fueron inicialmente diseñados para esta misión específica, lograron definir la órbita del Asteroide 1994 PC1 con una impresionante precisión de 33 kilómetros. Esto permitió asegurar que la distancia segura entre el asteroide y la Tierra fuera cinco veces la distancia entre nuestro planeta y la Luna, evitando así cualquier riesgo de impacto catastrófico.
En el ámbito militar espacial, la precisión y capacidad de observación de la constelación de satélites china ha generado preocupación en Estados Unidos. El Pentágono estima que China posee 400 satélites de inteligencia, vigilancia y reconocimiento en órbita, con una red de observación terrestre que supera a la de cualquier otro país. Estas capacidades permiten la captura de imágenes de alta resolución, incluso de objetos pequeños y sigilosos como el avión de combate F-22 Raptor.
A pesar de la presencia destacada de China en el espacio, Estados Unidos continúa liderando en la cantidad de satélites en órbita, especialmente a través de la red Starlink de SpaceX, utilizada para comunicaciones militares estratégicas. SpaceX ha comenzado a desarrollar una versión militar de Starlink, denominada «Star Shield», en respuesta a la creciente competencia internacional en el ámbito espacial.
En un escenario de competencia creciente, China también ha intensificado sus esfuerzos con un grupo orbital de 12.992 satélites controlados por el China Satellite Network Group. El objetivo de esta iniciativa es competir directamente con Starlink y avanzar en capacidades espaciales que, inevitablemente, tienen implicaciones militares significativas. La carrera espacial del siglo XXI no solo se centra en la exploración científica, sino que también se ha convertido en un campo de batalla estratégico para potencias mundiales como Estados Unidos y China.
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