Recientemente, se planteó una pregunta intrigante que involucra dos elementos aparentemente dispares: el consumo de cerveza y una partida de ajedrez entre dos grandes maestros. Magnus Carlsen, actual número uno del mundo en ajedrez, fue desafiado por Levi Rozman, un gran maestro internacional y destacado YouTuber de ajedrez. La pregunta en cuestión era cuánta cerveza tendría que beber Carlsen antes de que Rozman pudiera vencerlo en una partida clásica de ajedrez.
Durante la entrevista, Carlsen mencionó que probablemente comenzaría con veinte cervezas y seguiría desde allí, lo que generó cierta sorpresa y desconcierto en Rozman. Esta peculiar situación plantea la interrogante sobre los efectos del alcohol en las capacidades cognitivas, especialmente en un juego tan estratégico como el ajedrez.
En el ajedrez, existe un sistema de puntuación llamado Elo, utilizado para estimar la probabilidad de que un jugador pierda frente a otro. En este caso, la diferencia de Elo entre Carlsen y Rozman era significativa, lo que indicaba que bajo circunstancias normales, las posibilidades de Rozman de ganar eran mínimas.
Sin embargo, Carlsen es conocido por su dominio excepcional en el ajedrez, habiendo mantenido una racha imbatible contra jugadores con puntuaciones inferiores durante años. A pesar de ello, la incógnita sobre cómo el alcohol podría influir en el desempeño de un jugador tan experimentado como Carlsen sigue siendo un tema de interés.
Los efectos del alcohol en las capacidades cognitivas son bien conocidos, afectando funciones ejecutivas como la flexibilidad cognitiva, la memoria de trabajo y la toma de decisiones. Además, el alcohol puede influir en la psicomotricidad y otros procesos corporales, lo que plantea interrogantes sobre su impacto en un juego tan mentalmente exigente como el ajedrez.
A pesar de los posibles efectos negativos del alcohol, también se ha señalado que puede generar una falsa sensación de seguridad y propiciar una actitud más agresiva en algunos jugadores, lo cual podría ser beneficioso en ciertos contextos de juego, como el ajedrez contemporáneo donde la sorpresa juega un papel importante.
En definitiva, la idea de que Carlsen necesitaría beber veinte cervezas para poder ser vencido en una partida de ajedrez puede considerarse más como una broma que como una posibilidad real. La experiencia y habilidad demostradas por Carlsen a lo largo de los años, junto con sus decisiones personales como el cese del consumo de alcohol, respaldan la noción de que su desempeño en el ajedrez sigue siendo excepcional y difícil de superar.
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