El contrato de la FIFA en Vancouver perjudica a los comercios cercanos al BC Place

La Copa Mundial de la FIFA 2026, que se celebrará en Vancouver, promete ser un evento histórico para la ciudad, pero no todos los negocios cercanos al estadio BC Place podrán beneficiarse de la afluencia masiva de espectadores. Según revela el Acuerdo de Ciudad Anfitriona, recientemente obtenido tras una larga disputa legal, se establecerá una "zona controlada" alrededor del recinto, donde las actividades comerciales quedarán severamente restringidas durante los días de partido e incluso en las jornadas previas.

Esta medida busca proteger los intereses de los patrocinadores oficiales de la FIFA, pero ha generado preocupación entre los empresarios locales. Ismet Yetisen, propietario de un restaurante a escasos metros del BC Place, confiaba en que el torneo impulsaría sus ventas. "Queremos abrir hasta altas horas, no solo para los asistentes al estadio, sino para quienes busquen un lugar después del partido", explicó. Sin embargo, con la prohibición de vender comida, bebidas o souvenirs en el perímetro designado, su modelo de negocio podría verse afectado.

¿Qué implica exactamente la zona controlada? El acuerdo no especifica su extensión, pero dado que el BC Place está enclavado en pleno centro de Vancouver —a diferencia de otros estadios rodeados de amplios estacionamientos—, las opciones para los comerciantes son limitadas. Además, se contemplan cierres viales y medidas de "embellecimiento urbano", priorizando la experiencia de los visitantes sobre la dinámica local.

El alcalde Ken Sim reconoció el impacto potencial, aunque defendió la necesidad de garantizar seguridad, especialmente tras incidentes recientes en la ciudad. "Trabajaremos con los negocios para convertir esto en una oportunidad", aseguró. No obstante, detalles concretos sobre compensaciones o alternativas brillan por su ausencia.

Mientras tanto, pequeños empresarios como Yetisen mantienen un frágil optimismo: "Ojalá no ocurra. Sería un golpe duro", admitió. Con tres años por delante, el desafío para Vancouver será conciliar los intereses globales del fútbol con la economía de quienes viven a su sombra.