El auge de Erdogan: un giro autoritario en Turquía tras la disolución del PKK
La disolución del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), anunciada oficialmente el pasado 12 de mayo, ha marcado un punto de inflexión en la política turca. Sin embargo, lejos de traducirse en una apertura democrática, este hecho parece haber consolidado el control del presidente Recep Tayyip Erdogan sobre todas las esferas del poder. Mientras las autoridades prometen avances en las negociaciones con los grupos kurdos, han multiplicado las detenciones de líderes opositores, tanto kurdos como no kurdos, generando un clima de tensión que recuerda a los peores momentos de represión en la última década.
Del conflicto armado al control político

Durante años, el PKK libró una lucha armada en el sureste de Turquía y en zonas fronterizas de Irak y Siria. Sin embargo, según observadores internacionales, su influencia dentro del país ha disminuido significativamente, permitiendo al Estado turco reafirmar su monopolio de la violencia. Este cambio estratégico ha dejado a las fuerzas kurdas en una posición más vulnerable, lo que explicaría su disposición a negociar.
Pero las posibles concesiones del gobierno no parecen responder a un auténtico interés en lograr una paz duradera. Fuentes cercanas al Ejecutivo sugieren que Erdogan busca modificar la constitución para prolongar su mandato, algo que solo podría lograr con un mínimo apoyo externo. La retórica de reconciliación con los grupos kurdos serviría, por tanto, como cortina de humo, permitiendo al presidente ganar legitimidad mientras debilita a sus adversarios.
La oposición bajo asedio
Mientras tanto, la represión se extiende más allá del movimiento kurdo. Ekrem Imamoglu, alcalde de Estambul y principal figura de la oposición, enfrenta procesos judiciales que muchos consideran políticamente motivados. Su detención no es un caso aislado: numerosos alcaldes del Partido Republicano del Pueblo (CHP) también han sido reemplazados por administradores designados por el gobierno, una táctica antes reservada a los políticos kurdos.
Esta estrategia obedece a un objetivo claro: eliminar cualquier amenaza electoral. Con el CHP debilitado y el Partido Democrático de los Pueblos (DEM) —la principal plataforma kurda— sometido a presiones, Erdogan asegura un escenario en el que ninguna fuerza política pueda disputarle el poder. Expertos en política comparada advierten que Turquía está evolucionando hacia un autoritarismo hegemónico, donde las elecciones siguen celebrándose, pero sin posibilidad real de alternancia.
El factor sirio y la geopolítica regional
La situación en Siria añade otra capa de complejidad. El reciente acuerdo entre las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF), de mayoría kurda, y el régimen de Bashar al-Asad, podría alterar las relaciones de Ankara con los actores regionales. Si bien Turquía ha mantenido históricamente una postura hostil hacia cualquier forma de autonomía kurda en territorio sirio, ahora parece dispuesta a tolerarla siempre que se ejerza bajo la soberanía de Damasco.
Este cambio refleja una pragmática adaptación a la nueva realidad geopolítica, pero también demuestra que las decisiones de Erdogan están más vinculadas a intereses de poder que a principios ideológicos. Si el proceso interno en Turquía fracasa, sin embargo, la retórica anti-kurda podría resurgir con fuerza, desestabilizando aún más la región.
¿Una paz sin democracia?
La disolución del PKK podría haber sido el primer paso hacia una solución negociada del conflicto kurdo, pero todo indica que Erdogan pretende utilizarla para afianzar su dominio. En lugar de avanzar hacia una democratización real, el gobierno turco está construyendo un sistema donde la disidencia se silencia, las instituciones se instrumentalizan y el pluralismo político se reduce a una fachada.
Mientras tanto, la comunidad internacional observa con preocupación. Lo que ocurra en Turquía en los próximos meses no solo definirá el futuro de sus ciudadanos, sino que también tendrá repercusiones en Oriente Medio y Europa. Y en este nuevo orden, la paz, si llega, será la paz de los vencedores.

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