Las altas temperaturas que han batido récords en diversas regiones del mundo presentan un desafío no solo para los humanos, sino también para los animales domésticos y de granja. Mientras los termómetros se disparan, especialistas en veterinaria y cuidado animal advierten sobre los riesgos que enfrentan las mascotas, desde gatos y perros hasta caballos y animales de corral. La exposición al calor extremo puede provocar cuadros de deshidratación, golpes de calor e incluso la muerte si no se toman medidas preventivas a tiempo.
En zonas como Florida, donde el calor sofocante se ha vuelto una constante este verano, los expertos recomiendan ajustar las rutinas de los animales. «Es crucial evitar los paseos en las horas más calurosas del día, especialmente en el caso de los perros, cuyas patas pueden quemarse con el asfalto sobrecalentado», explica un veterinario local. El agua fresca y abundante debe estar siempre disponible, y en el caso de animales de mayor tamaño, como caballos, es fundamental proporcionar sombra y ventilación adecuadas en sus establos.
No solo las mascotas convencionales requieren atención. Los dueños de animales exóticos, como reptiles o aves, también deben extremar precauciones. Algunas especies son particularmente sensibles a los cambios bruscos de temperatura, y un descuido puede derivar en problemas respiratorios o estrés térmico. Se sugiere mantener los terrarios lejos de ventanas con exposición directa al sol y emplear sistemas de humidificación si es necesario.

En el ámbito rural, el calor afecta a animales de granja, cuya productividad y bienestar pueden verse comprometidos. Los ganaderos están adoptando estrategias como ajustar los horarios de pastoreo a primera hora de la mañana o al atardecer, además de garantizar fuentes de agua limpia y sombra natural o artificial. «Un bovino deshidratado pierde peso y reduce su producción de leche, lo que impacta directamente en la economía de las granjas», señala un especialista en gestión agropecuaria.
Mientras las olas de calor se intensifican año tras año, la concienciación sobre el cuidado animal en estas condiciones se vuelve indispensable. Pequeños gestos, como congelar juguetes para perros o colocar lonas protectoras en corrales, marcan la diferencia. La salud de los animales, en definitiva, es también un reflejo de nuestra responsabilidad como cuidadores.

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