Redacción - El Semanal
El fallecimiento del arquitecto Frank Gehry ha dejado un vacío en el mundo del arte y la arquitectura. Con 96 años, este visionario canadiense-estadounidense ha dejado una huella imborrable en el paisaje urbano de ciudades como Bilbao, Los Ángeles y París.
Su estilo arquitectónico, caracterizado por formas innovadoras y una estética única, ha inspirado a millones de personas a viajar para admirar sus creaciones. El Museo Guggenheim de Bilbao, el Walt Disney Concert Hall en Los Ángeles y la Fundación Louis Vuitton en París son solo algunos ejemplos de sus obras maestras.
Gehry no solo ha dejado una marca en la arquitectura, sino que también ha influido en diseñadores de moda, fotógrafos y artistas. Su colaboración con Louis Vuitton es un ejemplo de su capacidad para fusionar el arte y la moda. La colección de bolsos que diseñó para la marca es un testimonio de su creatividad y su capacidad para trascender fronteras.
La noticia de su fallecimiento ha sido recibida con tristeza por la comunidad artística y cultural. Bernard Arnault, presidente y CEO de LVMH, ha rendido homenaje a Gehry, destacando su «genio» y su capacidad para «dar forma a las formas, plegar el vidrio como un lienzo, haciéndolo bailar como una silueta».
Gehry ha recibido numerosos premios y reconocimientos por su contribución a la arquitectura, incluyendo el Premio Pritzker, la Medalla Nacional de Artes y la Medalla Presidencial de la Libertad.
Su legado continuará inspirando a futuras generaciones de arquitectos, diseñadores y artistas. Su fallecimiento es un recordatorio de que la creatividad y la innovación pueden trascender fronteras y dejar una huella duradera en el mundo.
En palabras de Peter Arnell, un amigo y colaborador de Gehry, «Frank enseñó al mundo que la arquitectura no es una profesión, sino una forma de coraje para romper las reglas, para doblar el mundo con emoción y para dejar que un edificio sienta».
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