La moda como resistencia: cuando el vestuario se convierte en un acto político en Georgia
Mientras las calles de Tbilisi se convierten en escenario de protestas y represión, una silenciosa pero poderosa forma de resistencia está emergiendo entre los periodistas y activistas georgianos: la moda. Lo que llevan puesto ya no es solo una elección estética, sino un símbolo de desafío frente a un gobierno que busca acallar las voces independientes.
En los últimos meses, chalecos antibalas y máscaras antigas se han integrado en el vestuario cotidiano de los reporteros que cubren manifestaciones. Pero no son los únicos elementos que han cobrado significado. Camisetas con consignas en inglés, pañuelos verdes –un guiño a movimientos feministas internacionales– y hasta el simple hecho de portar una cámara en público se han convertido en actos políticos peligrosos.

La indumentaria bajo vigilancia
Las nuevas tecnologías de reconocimiento facial, implementadas por el gobierno georgiano, no solo rastrean rostros, sino también prendas específicas asociadas a la disidencia. Según testimonios de periodistas locales, quienes visten prendas con logos de medios independientes o colores vinculados a la oposición son identificados y multados con mayor facilidad. Un reportero relató cómo fue sancionado con 5.000 lari (unos 1.600 euros) por llevar una chaqueta con el nombre de su medio impreso en la espalda durante una cobertura.
El negro como nuevo uniforme
En respuesta, muchos han optado por la sobriedad: prendas oscuras y sin distintivos para mezclarse entre la multitud. "El negro ya no es una tendencia, es una estrategia", comentó una fotógrafa que prefiere mantenerse en el anonimato. Mientras, diseñadores locales han comenzado a confeccionar ropa con tejidos resistentes a productos químicos, ante el uso desmedido de gases lacrimógenos por parte de la policía.
Solidaridad internacional en el armario
La comunidad global de la moda no ha pasado por alto esta situación. Marcas europeas han donado equipamiento de protección a comunicadores en Georgia, y colectivos de estilistas han lanzado campañas para visibilizar la crisis mediante performances callejeras. En redes sociales, el hashtag #FashionOfResistance ha reunido miles de imágenes de ciudadanos georgianos reinventando su vestuario como herramienta de protesta.
Un futuro incierto
Con leyes cada vez más represivas, la moda en Georgia parece destinada a oscilar entre la autocensura y la rebeldía. Para muchos, elegir qué ponerse por la mañana ya no es una rutina, sino una decisión cargada de consecuencias. Como resume una editora de moda local: "Antes hablábamos de tendencias; ahora, de supervivencia".
Lo que ocurre en el Cáucaso resuena lejos de sus fronteras, recordando que, en contextos autoritarios, hasta los detalles más cotidianos pueden transformarse en un acto de valentía.

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