Hacer ejercicio aeróbico reduce riesgo de infarto en un 38%

El semanal: La importancia de la actividad física para prevenir enfermedades cardiovasculares

De acuerdo con la Revista española de cardiología, las enfermedades cardiovasculares siguen siendo la principal causa de muerte en el mundo. Según datos de la Fundación Española del Corazón, estas enfermedades son responsables de acabar con la vida de 20 millones de personas al año, con proyecciones que estiman que esta cifra aumentará a 23 millones para el año 2030. A pesar de ello, el 80% de los eventos cardiovasculares prematuros podrían prevenirse mediante el control de factores de riesgo como una alimentación inadecuada, el tabaquismo, el sedentarismo y el estrés. Por tanto, la práctica regular de actividad física, una dieta equilibrada y hábitos de vida saludables son fundamentales para prevenir y controlar estos factores.

Numerosas evidencias respaldan desde hace años que el ejercicio físico contribuye a reducir la mortalidad cardiovascular y de todas las causas. La disminución del riesgo de padecer un infarto de miocardio es del 38% en individuos que realizan alguna actividad física en comparación con los sedentarios, según la Fundación Española del Corazón. Además, el ejercicio físico también beneficia el control de otras enfermedades relacionadas, como la hipertensión, obesidad, diabetes y el colesterol.

El ejercicio físico regular aporta una amplia variedad de beneficios para la salud cardiovascular. Algunos de ellos incluyen la reducción del colesterol LDL («malo») y el aumento del colesterol HDL («bueno»), mejorando la circulación sanguínea, regulando la presión arterial y controlando el peso corporal.

La Organización Mundial de la Salud recomienda que los adultos realicen entre 150 y 300 minutos a la semana de actividad física aeróbica de intensidad moderada, o entre 75 y 150 minutos de actividad física aeróbica de intensidad vigorosa, para reducir la mortalidad por todas las causas, incluida la cardiovascular. Es importante diseñar un programa de entrenamiento basado en la frecuencia cardiaca obtenida de una prueba de esfuerzo, aunque cualquier ejercicio es mejor que ninguno, siempre y cuando el cuerpo lo permita.

También se recomienda combinar el ejercicio aeróbico con ejercicios de resistencia para reducir la mortalidad por todas las causas. Complementar el ejercicio físico con un estilo de vida activo y evitar el sedentarismo en todas las áreas de la vida cotidiana es crucial para mantener la salud cardiovascular.

En resumen, la actividad física regular es fundamental para prevenir enfermedades cardiovasculares y mejorar la salud en general. Convertir el ejercicio en una práctica habitual y regular en la vida de las personas es vital para obtener todos sus beneficios. Además, es importante tener en cuenta el componente psicológico del ejercicio físico y la necesidad de la participación de un psicólogo en los programas de rehabilitación cardiaca para garantizar una recuperación adecuada. ¡Cuidemos de nuestro corazón con ejercicio y hábitos saludables!