Los campos de color púrpura de las plantas de lupino son una característica icónica de muchos paisajes, especialmente en la Isla del Príncipe Eduardo. Hace aproximadamente 30 años, el gobierno de la isla intentó sin éxito erradicar estas flores, y hoy en día son un elemento indispensable en el turismo de la región. Pero, ¿por qué el color púrpura domina en los campos de lupino? Según un científico, la respuesta se encuentra en la biología y en la interacción con las abejas.
El lupino es una planta que tiene un papel crucial en los ecosistemas, ya que es capaz de fijar nitrógeno en el suelo, lo que beneficia a otras plantas cercanas. Su color púrpura intenso se debe a la presencia de antocianinas, un tipo de pigmento que no solo le da su tonalidad característica, sino que también atrae a los polinizadores, en especial a las abejas.
Las abejas son atraídas por los colores brillantes y vibrantes, como el púrpura del lupino, ya que les indica la presencia de néctar y polen, recursos fundamentales para su supervivencia y la de la colmena en general. Al visitar las flores de lupino en busca de alimento, las abejas contribuyen a la polinización de la planta, permitiendo su reproducción y garantizando la preservación de la especie.
Además, el lupino también juega un papel importante en la biodiversidad local, ya que provee alimento y refugio para una variedad de insectos y animales. Su presencia en los campos y colinas no solo embellece el paisaje, sino que también contribuye a mantener el equilibrio natural del ecosistema.
En resumen, la presencia del color púrpura en los campos de lupino no solo responde a cuestiones estéticas, sino que tiene una base biológica y ecológica fundamental. Gracias a la interacción con las abejas y su papel en la polinización, estas flores han logrado no solo sobrevivir a intentos de erradicación, sino convertirse en un símbolo de la naturaleza y la biodiversidad en la Isla del Príncipe Eduardo.
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