En el contexto actual de preocupación por el medio ambiente y la sostenibilidad, los envases se han convertido en un punto focal de debate. La Comisión Europea se comprometió en 2017 a que para 2030 todos los envases de plástico sean reciclables, lo que está directamente relacionado con el objetivo de reducir las emisiones de carbono en un 55 % respecto a 1990. Asimismo, se busca implementar una economía circular para el año 2050, lo que impacta directamente en los plásticos de un solo uso y la reducción de químicos persistentes en este material, alineándose con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de Naciones Unidas.
En este contexto, los hongos han surgido como una alternativa sostenible para la fabricación de envases biodegradables. Los micomateriales o micocompuestos, que son una combinación del micelio de los hongos con fuentes vegetales celulósicas de bajo coste, ofrecen una solución innovadora y respetuosa con el medio ambiente. El micelio, que es una red de finos filamentos similares a las raíces, es un material sólido y natural que se caracteriza por ser 100 % sostenible, aprovechar los recursos naturales y ser altamente versátil en términos de formas y tamaños.
Estos micocompuestos tienen propiedades similares al poliestireno expandido en cuanto a peso y capacidad de absorción de impactos, lo que los hace ideales para el sector del embalaje. Además, su compostabilidad permite que al final de su ciclo de vida puedan integrarse en el medio vegetal, actuando como fertilizantes del terreno y contribuyendo así a la economía circular y al sistema de upcycling de productos.
A pesar de las ventajas que ofrecen, los micocompuestos también presentan desafíos en cuanto a su aceptación en el mercado. Su aspecto heterogéneo y vegetal, así como su textura y acabado, pueden generar reticencias en los usuarios. Por tanto, un buen diseño de envase es fundamental para superar estas barreras y facilitar su adopción por parte de los mercados e industrias.
El diseño de producto desempeña un papel crucial en la percepción y aceptación de los micocompuestos. Es necesario encontrar un equilibrio entre lo novedoso y lo tradicional, así como comunicar de manera efectiva los beneficios y utilidad de estos materiales. Empresas como Ecovative, Mogu y Grown bio están liderando el camino en la incorporación del micelio en productos, centrándose en un diseño cuidado y honesto que facilite la aceptación de los micocompuestos en la industria.
En definitiva, los envases basados en micelio representan una alternativa prometedora y sostenible frente al plástico en el sector del embalaje. Su capacidad de absorción de impactos, ligereza y baja huella de carbono los convierten en una opción atractiva para la industria, siempre y cuando se aborden de manera efectiva los desafíos de diseño y aceptación por parte de los consumidores.
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