Redacción - El Semanal
En la comedia Franklinland, que debutó en el Jackalope Theatre de Chicago en 2018 y actualmente está en una presentación limitada en el Ensemble Studio Theatre de Nueva York (EST, por sus siglas en inglés), el dramaturgo y finalista del Premio Pulitzer Lloyd Suh ofrece una mirada humorística a la complicada relación entre el Padre Fundador estadounidense, inventor, científico, escritor y estadista Benjamin Franklin, y su hijo ilegítimo William. Llena de hechos históricos y biográficos, junto con interacciones personales extravagantes, la historia retrata al mayor como una mente brillante, inventor genial y defensor elocuente de éticas elevadas, pero también como un soberbio ególatra y un padre terrible. Determinado a moldear a su hijo a su propia imagen, lo insulta cruelmente y constantemente lo menosprecia, sin aplicar sus altos ideales cívicos a su propia crianza. Según la Declaración de Independencia, le dio vida pero le negó la libertad y la búsqueda de la felicidad.
Presentada como parte del Proyecto EST/Sloan, una colaboración con la Fundación Alfred P. Sloan que tiene como misión alentar a los artistas teatrales a crear nuevas obras que exploren la ciencia y desafíen los estereotipos de los científicos en la cultura popular, esta cautivadora obra de tres actores, dirigida por Chika Ike, es informativa, perspicaz y divertida, al tiempo que resalta el mensaje serio de que apoyar y estar orgulloso de un entregado y laborioso descendiente, que está haciendo todo lo posible por tener éxito, es mucho más admirable y civilizado que la arrogancia desmesurada y el orgullo en uno mismo.
Encabezando el elenco de forma perfecta, el dúo cómicamente discordante de Thomas Jay Ryan como Benjamin Franklin y Noah Keyishian como William Franklin, la narrativa rápida de Suh y la dinámica dirección de Ike nos llevan a través de seis fechas y lugares significativos en sus vidas, desde 1752-85, de Filadelfia al Océano Atlántico, Londres y Nueva Jersey, donde William, partidario británico, sirvió como Gobernador Real, intensificando las ya tensas dinámicas familiares hasta el límite, y, por supuesto, desencadenando bromas sobre Jersey y gestos de desaprobación de Ben (todo en tono de broma; Suh es profesor en la Universidad de Princeton de Nueva Jersey).
Completa el sólido elenco Mason Reeves como William Temple Franklin, hijo más comprensivo de William, también nacido fuera del matrimonio, quien aparece en la escena final en Londres, parece haber heredado las mejores cualidades de ambos antecesores y lleva la esperanza de «Franklinland» al círculo completo.
Un diseño artístico auténtico recrea el estilo del siglo XVIII y nos transporta al mundo de los Franklin. El escenario estático de madera envejecida y mobiliario antiguo de Riw Rakkulchon funciona inteligentemente como diversos lugares, desde un granero en Filadelfia hasta el barco cruzando el Atlántico, pasando por las salas de reuniones en Londres y Nueva Jersey, con una ventana por la que vemos los relámpagos y escuchamos los truenos que fascinaban a Ben, con iluminación de Carolina Ortiz Herrera y sonido (y composición original) de Daniela Hart, Bailey Trierweiler y Noel Nichols de Uptown Works. Adornos específicos de Thomas Jenkeleit destacan las contribuciones del mayor Franklin como inventor del pararrayos, catéter urinario, armónica de vidrio y gafas bifocales, y los trajes de estilo de época de Christopher Vergara están investigados y replicados impecablemente.
Como es habitual con Lloyd Suh, Franklinland es ingenioso, entretenido y educativo; no solo aprenderás más sobre tres generaciones de la familia Franklin y la época en la que vivieron, sino que también obtendrás algunas verdades universales sobre el comportamiento humano y los ideales a los que aspirar, todo ello acompañado de muchas risas. Es una gran comedia, un elenco magnífico y un diseño impecable; es una victoria en todos los aspectos.
Duración aproximada: 75 minutos, sin intermedio.
Franklinland se presenta hasta el domingo 3 de noviembre de 2024, en el Ensemble Studio Theatre, en la calle 52 Oeste 545, Nueva York. Para adquirir entradas (con precios de $30-40, $25 para estudiantes y personas mayores, más tasas), puedes hacerlo en línea.
me parece interesante como este espectáculo teatral nos muestra el lado menos conocido de Ben Franklin como padre. Es importante reconocer que los personajes históricos también tenían sus defectos y no eran perfectos. Será interesante ver cómo abordan esta faceta de la vida de Franklin en la obra.