El peligro de entrenar bajo un sol abrasador: cómo el calor extremo afecta a deportistas
La ola de calor no solo transforma las calles en un horno al aire libre, sino que también multiplica los riesgos para quienes practican deporte o actividad física intensa. Expertos en fisiología advierten que, cuando los termómetros superan los 30°C, el cuerpo enfrenta una batalla desigual para mantener su temperatura estable, especialmente durante el ejercicio. La clave está en comprender cómo responder a estas condiciones antes de que el agotamiento o algo peor aparezca.
Durante la actividad física, el organismo genera calor interno que, sumado al ambiental, puede elevar la temperatura corporal hasta niveles críticos. "El sudor es el mecanismo natural de refrigeración, pero en climas extremadamente cálidos y húmedos, su evaporación se ralentiza", explica un estudio reciente de la Sociedad Española de Medicina Deportiva. Cuando falla este sistema, aumenta el riesgo de deshidratación, calambres por calor e, incluso, golpes de calor, cuyas consecuencias pueden ser fatales.

Los deportistas profesionales no son los únicos en peligro. Corredores aficionados, ciclistas urbanos o niños en entrenamientos de fútbol enfrentan amenazas similares. Varias federaciones deportivas ya han ajustado sus protocolos: partidos suspendidos, horarios modificados para evitar las horas centrales del día y controles médicos más frecuentes. Sin embargo, fuera del ámbito regulado, la responsabilidad recae en cada individuo.
Para minimizar riesgos, los especialistas insisten en medidas sencillas pero eficaces. Hidratarse antes, durante y después del ejercicio –incluso sin sentir sed–, usar ropa ligera y transpirable, y reducir la intensidad del entrenamiento son pasos básicos. Además, recomiendan prestar atención a señales como mareos, náuseas o piel fría y húmeda, síntomas tempranos de que el cuerpo está al límite.
El calor extremo no debe subestimarse. Según datos de hospitales españoles, cada verano se registran urgencias relacionadas con colapsos durante actividades deportivas, muchos de ellos evitables. La moda del wellness y el running no puede ignorar un hecho: ejercitarse bajo condiciones climáticas adversas no es sinónimo de resistencia, sino de imprudencia. Adaptarse a la realidad meteorológica no es una derrota, sino una estrategia inteligente para preservar la salud.

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