Programadores olímpicos acusados de acoso cibernético: drama en los juegos.

Siete personas han sido acusadas en relación con el ciberacoso dirigido a Thomas Jolly, el genio artístico detrás de las ceremonias de apertura y clausura de los Juegos Olímpicos de París, anunciaron las autoridades francesas el viernes.

Los ataques en línea surgieron después del espectáculo aclamado pero controversial de Jolly en la ceremonia de apertura de julio en el Sena, una fusión inclusiva e innovadora de tradición y modernidad que, para algunos, resultó demasiado audaz para ignorar.

El abuso se intensificó rápidamente, plagado de insultos homofóbicos y antisemitas, y al parecer tenía como objetivo silenciar la intención artística detrás del espectáculo. Jolly respondió presentando una denuncia formal ante la fiscalía de París el 31 de julio, lo que inició una investigación que culminó en la «primera ola» de detenciones, con más esperadas a medida que avance la investigación.

Las siete personas acusadas, con edades comprendidas entre los 22 y los 79 años, enfrentan cargos de amenazas de muerte, insultos agravados y ciberacoso; acusaciones graves que conllevan la posibilidad de prisión y cuantiosas multas.

Jolly, un rebelde teatral conocido por fusionar temas culturales audaces con la celebración LGBTQ+, había concebido su producción que iluminó la Ciudad de la Luz como una representación vibrante e inclusiva de la diversidad francesa. La ceremonia de apertura de Jolly, destacando a personalidades de la comunidad queer como Celine Dion y Lady Gaga, junto con artistas drag, desfiles de moda energéticos y, en particular, una escena interpretada como la «Última Cena», provocó la crítica de políticos de extrema derecha y figuras religiosas en todo el mundo.

El embajador de Hungría ante el Vaticano, Eduard Habsburg, denunció la escena como irrespetuosa, señalando irónicamente que «decapitar a los Habsburgo y ridiculizar eventos centrales cristianos son realmente las PRIMERAS dos cosas que vienen a la mente cuando se piensa en los Juegos Olímpicos». El candidato presidencial republicano de EE. UU., Donald Trump, fue aún más allá, calificando la escena como «una vergüenza».

Aunque Jolly aclaró luego que cualquier similitud con la «Última Cena» fue involuntaria, la reacción negativa continuó, generando tanto críticas como apoyo a la inclusión de elementos LGBTQ+.

En medio de la polémica, Jolly les dijo a los legisladores franceses el mes pasado que existía una diferencia entre la crítica constructiva y los ataques discriminatorios que recibió.

«La crítica, eso es mi vida … pero cuando implica discriminación, se vuelve criminal», expresó.

Destacando que la intención del espectáculo no era ofensiva ni religiosa, defendió su visión, expresando su incredulidad de que alguien pudiera interpretar su trabajo como irrespetuoso.

«No tuve la intención de burlarme de ninguna religión», enfatizó, reflexionando que incorporó referencias a la catedral de Notre Dame como un homenaje al patrimonio cultural de Francia, no como una declaración religiosa.

El apoyo a Jolly ha llegado desde la comunidad artística, incluidos compañeros artistas que también fueron objeto de abusos en línea. Barbara Butch, defensora LGBTQ+ y DJ, y Nicky Doll, presentadora de Drag Race France, quienes participaron en la ceremonia olímpica, fueron algunos de los acosados. Aunque solo Jolly fue nombrado en el comunicado oficial de la fiscalía, la ola de hostilidad se extendió a otros involucrados en la producción.

Entre los artistas, Hugo Bardin, conocido como la drag queen Paloma, expresó su orgullo por el mensaje audaz de inclusión del evento y lo calificó como «un momento realmente importante para el pueblo francés y la representación de Francia en el mundo».

El ganador de Drag Race France, Le Filip, hizo eco de este sentimiento, describiendo la ceremonia como un «momento culminante» para la comunidad LGBTQ+ y una «tarjeta postal para Francia» que mostró a una nación moderna e inclusiva. También expresó sorpresa por la reacción contra el evento de Jolly.

La fiscalía destacó el viernes la seriedad de los cargos y las detenciones, señalando que el caso refleja un patrón preocupante de ciberacoso y discurso de odio dirigido a figuras prominentes.

Señaló que los sospechosos buscaban «intimidar y silenciar expresiones de inclusividad» y diversidad en un evento altamente público y simbólico.

Se prevé que los siete acusados comparezcan ante el tribunal el 5 de marzo.