Propuesto un dispositivo cerebral innovador para mejorar la salud mental.

En el ámbito del desarrollo tecnológico, la Unión Europea ha estado demostrando una presencia significativa, a pesar de que no cuenta con las grandes empresas tecnológicas líderes como las encontradas en Estados Unidos y China. Si bien no puede competir en términos de mercado, la UE desempeña un rol crucial en la regulación de las innovaciones tecnológicas a nivel global.

Recientemente, la Unión Europea ha dado un paso importante en el campo de la inteligencia artificial con la presentación de un chip neuronal revolucionario. Se trata del chip neuronal MiBMI desarrollado por la Ecole Polytechnique Fédérale de Lausanne (EPFL) en Suiza. Este dispositivo, conocido como interfaz microcerebro-computadora de alto rendimiento, ha llamado la atención por su similitud con el chip cerebral creado por Neuralink, empresa liderada por Elon Musk.

El chip MiBMI se destaca por su tamaño compacto, con tan solo 8 milímetros cuadrados, lo que lo hace mucho más pequeño que otros chips cerebrales en el mercado. Esta característica lo hace menos invasivo y más cómodo para el paciente, al tiempo que ofrece una precisión del 91% en la conversión de ideas en texto. La tecnología utilizada en el chip se basa en un «código neuronal único», que actúa como un lenguaje cerebral para interpretar las señales del cerebro.

Según explicaciones de la EPFL, el chip cerebral MiBMI ha sido diseñado para ayudar a personas con condiciones como esclerosis lateral amiotrófica (ELA) o lesiones de médula espinal, brindándoles una forma más efectiva de comunicarse e incluso permitiéndoles recuperar la capacidad de hablar. Aunque aún no ha sido probado en humanos, se espera que este avance represente una verdadera competencia para Neuralink y Elon Musk en el campo de los implantes cerebrales.

Con este avance tecnológico, la Unión Europea demuestra su compromiso con la innovación y su capacidad para destacarse en un campo altamente competitivo. La presentación del chip neuronal MiBMI marca un hito importante en el camino de la UE para posicionarse como un actor relevante en el desarrollo tecnológico a nivel mundial.