El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, anunció el pasado domingo su decisión de retirarse de la carrera electoral del 2024, debido a la creciente presión sobre su edad y capacidad mental. Con su salida de la contienda, la atención se centra ahora en el ex presidente Donald Trump, quien a sus 78 años se convierte en el nominado más longevo en la historia de los Estados Unidos. Este título es probable que lo mantenga, ya que los demócratas aún no han seleccionado a su propio candidato.
Biden ha respaldado a la vicepresidenta Kamala Harris para liderar al partido en las próximas elecciones, pero su nominación aún no está garantizada. La decisión se tomará en la Convención Nacional Demócrata programada para el 19 al 22 de agosto. Harris, de 59 años, es la única demócrata que hasta ahora está luchando por la nominación, siendo los posibles rivales más jóvenes que Trump, como los gobernadores Gavin Newsom, Gretchen Whitmer y Josh Shapiro, todos ellos de menos de 60 años de edad.
La juventud relativa de Harris podría ser una ventaja significativa para el Partido Demócrata, permitiéndoles cambiar el enfoque de la edad en la política y dar un giro a las críticas que Trump lanzó contra Biden.
El tema de la edad en la política estadounidense ha cobrado particular relevancia últimamente, con cuestionamientos sobre si Trump, al igual que Biden, es demasiado mayor para asumir un segundo mandato. Un sondeo reciente realizado por Ipsos para ABC News y el Washington Post reveló que el 60 % de los estadounidenses considera que Trump es demasiado mayor para un segundo mandato.
Los errores y confusiones en el discurso de Trump, así como sus gaffes en eventos de campaña, han alimentado las dudas sobre su capacidad mental. A pesar de haberse sometido a evaluaciones cognitivas, Trump ha protagonizado momentos embarazosos como referirse erróneamente a la presidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi como «Nikki Haley» en repetidas ocasiones. Estos episodios han despertado discusiones sobre los límites de edad para los funcionarios electos.
La atención creciente sobre la edad de los políticos ha impulsado debates en torno a establecer límites de edad para los funcionarios federales electos, reflejando la preocupación del público sobre la capacidad de los líderes políticos para desempeñar sus funciones de manera efectiva.
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