Los Minnesota Timberwolves han superado las expectativas y han demostrado que su presencia en las Finales de la Conferencia Oeste la temporada pasada no fue una casualidad. Tras una dominante victoria por 121-110 sobre los Golden State Warriors en el quinto partido, el equipo ha conseguido avanzar a la siguiente ronda de los playoffs. Este logro marca la culminación de una temporada enfocada en responder a la pregunta planteada por su entrenador, Chris Finch, desde el primer día: ¿eran un equipo de Finales de Conferencia del Oeste o simplemente un equipo que llegó a ellas por casualidad?
La respuesta la han dado con una actuación estelar, exhibiendo una eficiencia ofensiva notable. Su porcentaje de acierto en tiros de campo del 62.8% en el partido decisivo es el tercero mejor registrado en un partido de cierre de serie en la era del reloj de posesión, según datos recopilados por entidades de investigación deportiva. Además, sus 72 puntos anotados en la pintura igualan la tercera cifra más alta lograda por cualquier equipo en un partido de playoffs en los últimos 25 años. Ahora, los Timberwolves se preparan para afrontar el desafío de ir más allá, buscando superar el punto donde terminaron la temporada anterior tras vencer a los Denver Nuggets en siete encuentros y caer subsequentlynte ante los Dallas Mavericks en la final de conferencia.
Rudy Gobert, pívot del equipo, hizo hincapié en la madurez adquirida por la plantilla. Según sus declaraciones tras otra contundente actuación en el cierre de la serie, el equipo ha aprendido a manejar la presión de pasar de ser subestimado a ser considerado favorito, algo que, en su opinión, no supieron gestionar adecuadamente el año anterior. Sentado junto a él durante la rueda de prensa, la joven estrella Anthony Edwards, de 23 años, ofrecía una muestra de su inmenso talento. Edwards terminó el partido con 22 puntos, 12 asistencias (su récord personal en postemporada), seis rebotes y tres tapones, contribuyendo al récord de asistencias del equipo en postemporada, con 36.

Las contribuciones al éxito del equipo fueron variadas y decisivas. Además de Gobert y Edwards, destacaron las actuaciones de Julius Randle, quien mantuvo su excepcional nivel durante los playoffs con 29 puntos, ocho rebotes y cinco asistencias. Mike Conley, veterano de 18 temporadas, también tuvo una noche brillante, anotando 16 puntos con una alta efectividad, además de repartir ocho asistencias y capturar seis rebotes. Este triunfo cobra un significado especial para Conley, diez años después de haber sido eliminado por los Warriors en las semifinales de conferencia cuando jugaba para los Memphis Grizzlies. Jaden McDaniels aportó 14 puntos y cuatro robos en 41 minutos de juego, mientras que Donte DiVincenzo firmó su mejor partido de playoffs con los Timberwolves desde el banquillo, con 13 puntos, seis asistencias y cuatro robos.
Aunque la atmósfera en el pabellón era de celebración, con Edwards uniéndose a Kevin Garnett como los únicos jugadores de los Timberwolves en superar los 1,000 puntos en playoffs y el equipo asegurando una serie en casa por primera vez en 21 años, la concentración del equipo sigue puesta en el futuro. Edwards fue claro al afirmar que no hay satisfacción aún, ya que no han logrado nada definitivo. La posibilidad de contar con al menos tres días de descanso antes del inicio de las Finales de Conferencia, que podrían comenzar el domingo en Oklahoma City si los Thunder, que lideran 3-2, vencen a los Nuggets en el sexto partido, es una ventaja significativa en comparación con el desgaste sufrido el año pasado al disputar siete encuentros en la ronda previa.
Como sexto cabeza de serie, Minnesota partirá como visitante en los dos primeros partidos de la Final de Conferencia, independientemente de si se enfrentan a los Denver Nuggets (cuarto cabeza de serie) o a los Oklahoma City Thunder (líder de la liga). DiVincenzo expresó la comodidad del equipo con esta etiqueta de no favoritos, señalando que nadie esperaba que vencieran a los Lakers o a los Warriors, lo que refuerza su mentalidad de mantenerse unidos y conscientes de que seguirán siendo subestimados. La confianza es un pilar fundamental en este equipo, personificada en las palabras de Edwards a Conley la temporada pasada, asegurándole que tendrían otra oportunidad juntos en Minnesota. Conley, creyente en la firmeza de las convicciones de Edwards, sintió entonces la seguridad de que aquel no sería el final del camino para ambos.

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