Un reciente estudio científico ha revelado detalles fascinantes sobre las peculiares «escamas» de los tiburones, esas pequeñas estructuras que apenas se notan a simple vista pero que desempeñan un papel crucial en la capacidad de estos depredadores marinos para desplazarse ágilmente y sin problemas en busca de presas.
Los denominados «dentículos dérmicos» han sido objeto de investigación por parte de un equipo de científicos, quienes han descubierto cómo estas diminutas protuberancias, más similares a dientes que a escamas, contribuyen a que diferentes especies de tiburones se desplacen con facilidad en el agua. Su análisis ha demostrado que estas estructuras ayudan a reducir la fricción con el agua, disminuyendo la turbulencia y permitiendo un nado más eficiente.
En un estudio reciente, se examinaron los dentículos del imponente tiburón blanco. Estas estructuras presentan tres protuberancias, una central y dos laterales, con formas variables dependiendo de su ubicación en el cuerpo del tiburón. La investigación ha revelado que la morfología de estos dentículos permite a los tiburones reducir la fricción en el agua a diferentes velocidades, lo que les otorga la capacidad de moverse con eficacia tanto en la caza a alta velocidad como en la migración a velocidades más lentas.
El análisis realizado ha puesto de manifiesto que los dentículos causan remolinos turbulentos que se generan por la fricción del agua y se alejan de la superficie de la piel de los tiburones. De acuerdo con los investigadores responsables del estudio, la fricción se ve afectada por la altura de los dentículos y la distancia entre ellos, lo que influye en la eficiencia del nado a diferentes velocidades. Esta investigación, publicada en la Revista de la Interfaz de la Royal Society, destaca la importancia de estos pequeños pero fundamentales elementos en la biomecánica de los tiburones.
Los cálculos realizados por el equipo científico han revelado que el tiburón blanco es capaz de alcanzar una velocidad máxima de 6,7 metros por segundo y realizar migraciones de hasta 20.000 kilómetros. Estos datos se obtuvieron a partir de muestras recolectadas en 17 puntos de la piel del animal, abarcando desde la cabeza hasta la cola, lo que permitió un análisis detallado de los dentículos a través de tomografía de rayos X con microfoco y la creación de modelos 3D para estudiar su influencia en el flujo de agua cercano a la piel del tiburón.
Además, el equipo de investigación replicó el estudio en el megalodón, un antiguo tiburón prehistórico. Este análisis permitió estimar que este gigante marino se desplazaba a velocidades de 2,7 a 5,9 metros por segundo, lo que revela la importancia de estudiar la biomecánica de los tiburones en diferentes contextos y especies, brindando información valiosa para diversas aplicaciones.
Los hallazgos de esta investigación no solo profundizan nuestra comprensión sobre los mecanismos de nado de los tiburones, sino que también abren la puerta a posibles aplicaciones en otras áreas, como la ingeniería naval y aeroespacial. El estudio de los dentículos de los tiburones podría ofrecer innovadoras soluciones para reducir la resistencia al avance en diferentes medios, trascendiendo así el ámbito marino para impactar en otras disciplinas.
En conclusión, la minuciosa investigación de los dentículos de los tiburones ha revelado aspectos sorprendentes sobre la biomecánica de estos fascinantes depredadores marinos, destacando la importancia de estudiar la naturaleza para inspirar avances tecnológicos y científicos en diversos campos.
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