Uno de los mayores desastres financieros del año ha sido la adaptación cinematográfica del famoso videojuego «Borderlands», la cual contaba con un elenco de renombrados actores como Jamie Lee Curtis, Cate Blanchett y Jack Black. A pesar de las altas expectativas generadas por esta sólida base, la película no logró conquistar a la audiencia, obteniendo una calificación del 0% en el sitio Rotten Tomatoes, la cual se mantuvo por varios días.
El proceso de producción de «Borderlands» estuvo plagado de contratiempos, desde un apresurado y desigual acabado hasta efectos digitales decepcionantes y un estilo que no lograba conectar con la realidad del videojuego original. El director Eli Roth originalmente tenía la intención de realizar una película clasificada como R, pero tras dos años de reescrituras del guión, la producción dio un giro inesperado al contratar a una nueva banda sonora, liderada por Tim Miller, conocido por su trabajo en «Deadpool».
Tras su estreno el 9 de agosto, la taquilla del primer fin de semana de «Borderlands» fue desalentadora, recaudando solo 8,9 millones de dólares, muy por debajo de los 115 millones invertidos en su producción inicial, sumados a 30 millones adicionales destinados a publicidad, promociones y marketing. A lo largo de las semanas posteriores, la recaudación en Estados Unidos ascendió a 15,4 millones de dólares, mientras que a nivel internacional alcanzó los 15,5 millones, totalizando únicamente 30,9 millones, insuficientes para cubrir los gastos de promoción.
Comparativamente, otras películas de la misma época lograron un rendimiento ligeramente superior en taquilla. «Horizon: An American Legend – Capítulo 1», un western protagonizado por Kevin Costner, recaudó 36,1 millones de dólares con un presupuesto de apenas 50 dólares. Por otro lado, «Madame Webb» obtuvo 43,82 millones de dólares, con un presupuesto de 80 dólares, superando a «Borderlands» en términos de rendimiento financiero pese a una menor cobertura mediática.
En definitiva, la película «Borderlands» se ha convertido en un ejemplo notable de fracaso en la industria del cine, demostrando que incluso una apuesta segura en términos de elenco y material base puede no ser garantía de éxito en taquilla. La falta de conexión con la audiencia y los problemas internos de producción han sido determinantes en su desempeño financiero, dejando en evidencia los desafíos y riesgos asociados a la adaptación de videojuegos al cine.
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