Hace cinco años, en un artículo publicado en shataka, se mencionaba cómo los fabricantes locales en China podían beneficiarse de las imposiciones que sus gobiernos imponen a las empresas extranjeras, al tiempo que aprovechaban el libre mercado más allá de sus fronteras. Esta dinámica ha permitido a marcas chinas como Geely adquirir parte de Smart a Daimler, aumentando gradualmente su participación en conglomerados como Daimler hasta llegar al 15%, como lo han hecho también marcas como Volvo y MG en el pasado. La adquisición de marcas extranjeras por parte de compañías chinas no es un fenómeno nuevo, como se evidenció cuando SAIC adquirió MG en 2007.
Las marcas europeas se encuentran limitadas en China por las condiciones impuestas por el gobierno local, que busca fomentar asociaciones con empresas locales a cambio de acceso a tierras y empleados a precios más bajos. Esta colaboración permite a las marcas chinas adquirir conocimientos sobre tecnología occidental y aplicarlos en la producción de sus propios vehículos. Según lo explicado por Guillermo García Alfonsín en su prueba del MG4 Eléctrico, esta situación ha llevado a que los vehículos chinos en Europa no presenten grandes diferencias en calidad respecto a los modelos europeos.
En un mercado automotriz cada vez más competitivo, la diferenciación entre marcas europeas, norteamericanas y chinas está evolucionando. Si bien históricamente las marcas occidentales se han enfocado en la calidad de los materiales y la construcción de los vehículos, China ha avanzado significativamente en el desarrollo de software para automóviles. Augustin Friedelen, director senior de MHP, señaló que la diferenciación a través del software se está convirtiendo en un aspecto crucial en la industria automotriz.
La llegada de los vehículos eléctricos ha transformado el panorama del mercado automotriz, desafiando las características tradicionales que definían a cada marca. Las marcas chinas han logrado ofrecer vehículos de alta calidad a precios más competitivos en Europa, ganando terreno en segmentos específicos y obligando a los fabricantes locales a adaptarse para mantener su posición en el mercado.
En un escenario donde la seguridad y la tecnología son aspectos fundamentales en la industria automotriz, las marcas chinas han logrado cumplir con los estándares de la Unión Europea en materia de seguridad. Esto ha nivelado la competencia en términos de seguridad y tecnología entre fabricantes locales y extranjeros en el mercado europeo.
Sin embargo, la imposición de aranceles por parte de la Unión Europea a los vehículos chinos representa un desafío para ambas partes, dado el creciente interés en los coches eléctricos y los objetivos climáticos que se buscan cumplir. Ante este panorama, la competencia en el mercado automotriz sigue evolucionando, con empresas chinas como Nio y Xpeng destacándose por sus avances en software y sistemas de conducción autónoma.
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