Redacción - El Semanal
Washington, – Un nuevo libro sugiere que el ex presidente Donald Trump podría haber mantenido hasta siete conversaciones telefónicas privadas con el presidente ruso Vladimir Putin desde que dejó la Casa Blanca, lo que vuelve a centrar la atención en su relación políticamente complicada y en su diálogo sostenido con líderes mundiales en su búsqueda de regresar al poder.
No es sorprendente que un ex presidente mantenga lazos con contrapartes extranjeras. Sin embargo, el detalle en el libro del periodista Bob Woodward «War» ha levantado sospechas a la luz de una investigación del consejo especial durante la presidencia de Trump que examinó posibles vínculos entre Rusia y la campaña republicana de 2016, así como las críticas más recientes de Trump a la ayuda de Estados Unidos a Ucrania mientras se defiende de la invasión rusa, declaraciones que han insinuado una posible revisión de la política estadounidense si es elegido.
«Advertiría a cualquier líder mundial sobre confiar en Vladimir Putin con cualquier cosa», dijo Emily Harding, quien lideró la investigación del Comité de Inteligencia del Senado sobre la interferencia rusa en las elecciones de 2016 y ahora es una experta en seguridad nacional en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales.
Tanto la campaña de Trump como el Kremlin, que según funcionarios estadounidenses está trabajando para influir en las elecciones de 2024 a favor de Trump, negaron el informe.
Interrogada en una rueda de prensa el miércoles, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, dijo que la administración tendría «serias preocupaciones» si las llamadas informadas fueran ciertas.
«“No estamos al tanto de esas llamadas. Desde aquí no puedo confirmar ninguna de esas llamadas», dijo. «Pero, si es verdad, ¿estamos (preocupados)? ¿Tenemos serias preocupaciones? Sí”.
Si bien es sabido que Trump ha mantenido múltiples reuniones en el último año con importantes líderes mundiales, como el primer ministro nacionalista de Hungría, Viktor Orban, y el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, así como con el presidente polaco Andrzej Duda y el presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy, las llamadas privadas con Putin citadas en el libro de Woodward añaden nuevas preguntas sobre su relación y lo que Trump podría estar intentando lograr.
Algunas afirmaciones sobre los lazos entre Trump y sus aliados con Rusia se han demostrado exageradas o han perdido relevancia con el tiempo, pero el tema sigue atrayendo una considerable atención pública, incluso después de que Trump dejó el cargo.
El libro también menciona que Trump envió secretamente a Putin máquinas de prueba de COVID-19 durante el apogeo de la pandemia, sin describir el contenido de sus conversaciones.
Un portavoz de la campaña de Trump negó que hayan ocurrido estas llamadas, calificando el libro del famoso periodista del Watergate de ser el «trabajo de un hombre verdaderamente demente y trastornado que sufre un caso debilitante del Síndrome de Derrocamiento de Trump». Trump se quejó en un evento de campaña el miércoles de que “tuve que pasar años de Rusia, Rusia, Rusia, y ellos sabían que era falso”.
Un portavoz del Kremlin también negó que las llamadas hubieran tenido lugar.
Los detalles del libro revivieron la discusión sobre la Ley Logan, un estatuto de 1799 que prohíbe a los ciudadanos estadounidenses privados tratar de intervenir en «disputas o controversias» entre Estados Unidos y potencias extranjeras sin la aprobación del gobierno.
El estatuto ha dado lugar a solo dos casos penales, ninguno desde la década de 1850 y ninguno resultando en una condena. Desde Richard Nixon hasta Jimmy Carter y Bill Clinton, los ex presidentes han mantenido conversaciones con figuras internacionales luego de dejar la Casa Blanca.
«Trump podría ser técnicamente responsable, al igual que creo que docenas de figuras prominentes han sido técnicamente responsables», dijo Daniel Rice, profesor de derecho de la Universidad de Arkansas y experto en derecho constitucional.
Uno de los motivos posibles para la inactividad de la ley, según Rice, es la falta de interés de los fiscales en «convertir a los infractores en mártires» o en ser vistos como dirigirse a los adversarios políticos de un presidente en funciones.
Trump mismo fue informado por el entonces asesor jurídico de la Casa Blanca, Don McGahn, sobre la Ley Logan después de un episodio ampliamente publicitado que involucró a su primer asesor de seguridad nacional. En una llamada telefónica durante el período de transición presidencial en 2016, Michael Flynn instó al embajador de Rusia en EE. UU. a ser «equilibrado» en respuesta a las sanciones impuestas por la administración Obama por la interferencia en las elecciones y le aseguró que «podemos tener una mejor conversación» después de que Trump se convirtiera en presidente.
Flynn fue entrevistado por el FBI sobre esa conversación y se declaró culpable de mentir a los agentes al respecto, aunque Trump indultó a Flynn en las últimas semanas de su presidencia.
Trump luego pidió que se procesara al ex Secretario de Estado John Kerry por violar la Ley Logan en sus conversaciones con Irán después de dejar la administración de Obama. Kerry nunca fue acusado.
hola, interesante artículo. no siento que sorprenda que Putin esté en el centro de atención otra vez. la política es un lío, ¿no? es importante estar informado para comprender lo que está pasando en el mundo. gracias por compartir esta noticia.