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Gatsby a cien años: Guías de estudio desvelan claves de un mito literario.

La persistente vigencia de “El gran Gatsby” un siglo después de su publicación original continúa manifestándose en múltiples facetas culturales, consolidando su estatus como un pilar de la literatura estadounidense y un referente en el imaginario colectivo. Desde la emblemática iluminación en verde del Edificio Empire State, un guiño a la luz que obsesionaba a Jay Gatsby, hasta las diversas oportunidades de licenciamiento y exhibición, la novela de F. Scott Fitzgerald experimenta un renovado interés.

El autor, fallecido en 1940 a la edad de 44 años a causa de un ataque al corazón, no presenció el alcance de la aclamación que disfruta su obra en la actualidad. Blake Hazard, su tataranieta, expresó su deseo de que, de alguna manera, Fitzgerald pudiera ser consciente del cariño que recibe su legado. “No fue realmente celebrado al final de su vida. Estaría encantado de ver que la gente sigue fascinada con el libro después de tanto tiempo”, comentó Hazard.

Más allá de las cinco adaptaciones cinematográficas, la actual producción teatral en Broadway y la reciente publicación de una novela gráfica, “El gran Gatsby” ha superado las 25 millones de copias vendidas en todo el mundo. Su atractivo reside en la exploración de temas universales como el amor romántico, la añoranza, el sueño americano y su consiguiente desilusión, plasmados en un lenguaje poético y una narrativa concisa. Según Hazard, esta brevedad y belleza lingüística son claves para su perdurable resonancia.

Sin embargo, el verdadero secreto del éxito de la novela radica en la capacidad de conectar con el lector a un nivel profundamente humano. Los personajes, con sus defectos y contradicciones, son fácilmente identificables, y su lucha por el éxito y la redención reflejan las aspiraciones y frustraciones inherentes a la condición humana. “Amamos una historia sobre un gran éxito y luego una caída. Estados Unidos, especialmente, ama una historia oscura”, señala Hazard.

La celebración del centenario de la publicación de la obra ha incluido eventos conmemorativos de gran envergadura, como la iluminación del Edificio Empire State, en la que Hazard y Nan Graham, de Scribner’s, brindaron por el legado de Fitzgerald, con la participación del elenco de la producción teatral de Broadway. Se ha observado un notable resurgimiento de la moda de los años veinte, con un impacto significativo en la alta costura y la cultura popular, que incluye desde fiestas temáticas inspiradas en la novela hasta reinterpretaciones de la estética de la época.

La década de los veinte también marcó el auge del sportswear, un estilo de vida que Zelda Fitzgerald adoptó con entusiasmo, participando activamente en actividades como la natación y el tenis. Si bien las representaciones caricaturescas de la moda flapper, con sus flecos de poliéster y pitillos de plástico, son populares en eventos festivos, Hazard destaca la complejidad y profundidad de la moda de la época, que evolucionó en respuesta a los cambios sociales y culturales de un periodo similar al actual.

En contraste con las percepciones estereotipadas de Scott Fitzgerald como un bebedor empedernido y de Zelda como una figura atormentada por problemas de salud mental, Hazard enfatiza la dedicación y el arduo trabajo de ambos autores. “No sé si la gente es consciente de lo buena escritora que era Zelda, ni si están familiarizados con sus pinturas, que eran realmente hermosas”, afirma. Las obras de Zelda, en su mayoría en colecciones privadas, son testimonio de su talento artístico. Su legado y el de Scott están cobrando fuerza a través de exhibiciones y proyectos que buscan dar visibilidad a ambos.

Actualmente se están realizando esfuerzos para organizar una exhibición que reuna pinturas de Zelda, escritos de Scott y otros objetos relacionados con la vida de la pareja, con el objetivo de ofrecer una visión más completa y matizada de su legado. Además, la Estate de F. Scott y Zelda Fitzgerald está explorando la posibilidad de utilizar las pinturas de Zelda en proyectos textiles y de diseño de joyas.

En este contexto, la posibilidad de adquirir la mansión de 60.000 pies cuadrados en Kings Point, Nueva York, que algunos consideran el modelo para la opulenta residencia de Gatsby, se ofrece como una oportunidad única para vivir como el protagonista de la novela. Esta residencia, con sus 18 dormitorios y 24.5 baños, pone de manifiesto el espíritu de la era del jazz y el sueño americano, aunque Hazard señala que la inspiración para la casa de Gatsby probablemente provenga de una combinación de varias mansiones de Long Island que Fitzgerald observó durante sus visitas a la región.

Finalmente, la influencia de Fitzgerald se extiende a las nuevas generaciones de artistas y escritores, inspirando adaptaciones cinematográficas contemporáneas, como la nueva versión de “Tender is the Night” dirigida por Soo Hugh, creadora de la aclamada serie “Pachinko”. El legado de “El gran Gatsby” perdura, no solo como un clásico de la literatura, sino como una fuente inagotable de inspiración para el arte y la cultura.

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Escrito por Redacción - El Semanal

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