El Vaticano ha hecho un llamado urgente a la paz en medio de la escalada de tensiones entre Israel e Irán. En un mensaje cargado de solemnidad, el Papa León XIV instó a ambas naciones a abandonar lo que describió como «la lógica de la intimidación y la arrogancia», abogando en cambio por el diálogo y la diplomacia como únicas vías hacia una solución duradera.
Desde la Plaza de San Pedro, el pontífice expresó su profunda preocupación por el sufrimiento de las poblaciones civiles atrapadas en el conflicto y subrayó la necesidad de priorizar la protección de los inocentes. «La paz no se construye con armas, sino con voluntad y coraje para escuchar al otro», declaró, en un discurso dirigido tanto a los líderes políticos como a las comunidades religiosas de Oriente Medio.
Analistas internacionales coinciden en que este pronunciamiento llega en un momento crítico, tras semanas de intercambio de ataques que han elevado las tensiones a niveles no vistos en años. Mientras algunos sectores acusan a la Santa Sede de mantener una postura demasiado neutral, otros destacan el histórico papel mediador de la Iglesia en conflictos globales.

El llamamiento del Papa incluyó también una reflexión sobre el peligro que supone la polarización para la estabilidad regional. «La historia nos enseña que las divisiones alimentadas por el odio solo generan más dolor», afirmó, sin mencionar directamente a ninguno de los bandos. Este enfoque, aunque cuidadosamente equilibrado, ha sido interpretado por algunos como un rechazo tácito a las acciones militares recientes.
Organizaciones humanitarias han aprovechado el mensaje para exigir un alto al fuego inmediato y recordar las catastróficas consecuencias humanitarias que podrían derivarse de una guerra abierta. Mientras tanto, las cancillerías de ambos países mantienen posiciones firmes, aunque fuentes cercanas a las negociaciones sostienen que podría haber espacio para una desescalada si persisten los esfuerzos diplomáticos.
El Vaticano, por su parte, ha ofrecido sus canales como puente para facilitar conversaciones discretas, algo que hasta ahora no ha sido formalmente aceptado. Lo que sí parece claro es que, en medio de tanta incertidumbre, la voz de León XIV busca ser un faro de moderación en un escenario cada vez más fragmentado.

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