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Trump acusa a Canadá de ser ‘duro y desagradable’ por boicotear productos y turismo estadounidense

El impacto de la moda en las tensiones comerciales entre EE.UU. y Canadá

La tensión política y económica entre Estados Unidos y Canadá ha trascendido el ámbito diplomático para infiltrarse en aspectos cotidianos, incluido el mundo de la moda y el consumo. Recientemente, declaraciones del expresidente estadounidense Donald Trump, tildando a los canadienses de "mezquinos y desagradables" por boicotear productos y viajes hacia su país, han generado un efecto dominó en las industrias de ambos lados de la frontera.

Según informes, varias provincias canadienses, como Columbia Británica y Ontario, han retirado licores estadounidenses de sus estanterías en respuesta a los aranceles impuestos por Washington. Esta medida, más allá de su dimensión económica, ha tenido un impacto tangible en las tendencias de consumo. Marcas estadounidenses de bebidas espirituosas, que solían ocupar un lugar destacado en tiendas especializadas, están siendo reemplazadas por opciones locales, fomentando un movimiento nacionalista que también se observa en el sector textil.

En el ámbito de la moda, diseñadores canadienses han visto un incremento en la demanda de prendas fabricadas localmente, en un esfuerzo por reducir la dependencia de insumos importados desde EE.UU. Empresas como Canada Goose, conocidas por su producción nacional, están aprovechando esta ola de patriotismo comercial. "Hay un creciente interés en consumir moda con identidad canadiense", señaló un analista del sector.

Por otro lado, el turismo ha sufrido un revés significativo. Los viajes de canadienses a EE.UU. han caído durante seis meses consecutivos, lo que afecta a ciudades fronterizas que dependen del comercio y el turismo. Destinos como Nueva York y Miami, tradicionalmente populares entre compradores canadienses en busca de moda y lujo, han reportado una disminución en visitantes.

Mientras las negociaciones comerciales continúan, las repercusiones en la moda y el estilo de vida son evidentes. El primer ministro Justin Trudeau y su gobierno han incentivado el consumo interno, incitando a los ciudadanos a "comprar canadiense" y a preferir destinos turísticos locales. Esta estrategia no solo busca proteger la economía, sino también redefinir hábitos de consumo en un contexto geopolítico cada vez más polarizado.

En el escenario global, esta disputa refleja cómo las decisiones políticas pueden transformar mercados y tendencias. Si el conflicto persiste, es probable que la industria de la moda en Norteamérica experimente cambios duraderos, con marcas y consumidores alineándose según líneas nacionales. Mientras tanto, Canadá parece decidido a demostrar que su resistencia no es "mezquina", sino una defensa estratégica de sus intereses.

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Escrito por Redacción - El Semanal

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