El poder transformador de la literatura y los movimientos pacifistas en la era actual
La literatura nunca ha sido un mero reflejo pasivo de la realidad, sino un instrumento capaz de cuestionar, desmontar y reimaginar las estructuras que sostienen la violencia. En un mundo donde los conflictos armados y la degradación ambiental avanzan en paralelo, la narrativa comprometida —como aquella que defendió Jean-Paul Sartre tras la Segunda Guerra Mundial— resurge como un antídoto contra la indiferencia. Su llamada a una littérature engagée no buscaba someter al arte a consignas políticas, sino confrontar la barbarie con honestidad. Hoy, esa urgencia sigue vigente.
Los traumas de guerras pasadas, como los vividos en Finlandia tras la Segunda Guerra Mundial, no solo dejaron cicatrices en las personas, sino también en el paisaje: bosques arrasados, humedales drenados y ríos contaminados. Estas heridas ecológicas son testigos mudos de cómo la violencia se transmite entre generaciones. No es casual que movimientos ambientalistas y pacifistas contemporáneos, como Extinction Rebellion o las campañas contra el ecocidio, insistan en que la paz y la sostenibilidad son dos caras de la misma moneda.

El lenguaje como campo de batalla
La investigadora Susanna Hast afirma que "la violencia se origina en el lenguaje". Eufemismos como "conflicto" o "operación especial" disfrazan realidades brutales, normalizando la guerra en el imaginario colectivo. Este fenómeno no es nuevo: en 1961, el presidente estadounidense Dwight Eisenhower ya alertó sobre el peligro del complejo militar-industrial, una red de intereses que hoy sigue minando la democracia y alimentando la carrera armamentística.
La adhesión de países como Finlandia a la OTAN, con su dependencia de armas nucleares, contrasta con el Tratado de Prohibición de Armas Nucleares de la ONU, ignorado por las potencias globales. Mientras líderes hablan de "escudos nucleares", la ciencia advierte que incluso una guerra limitada desencadenaría una catástrofe climática. Ante esto, la labor de los movimientos sociales es clave: exigir justicia internacional, desmilitarización y una comunicación transparente que no trivialice la violencia.
Literatura y redefinición del futuro
La escritora Rosa Liksom, en su discurso en el Debate sobre Europa de Helsinki (2025), subrayó el rol de la literatura para "reencontrar el lugar del ser humano en la trama de la vida". Sus novelas, aunque ambientadas en el pasado, abordan preguntas urgentes: ¿cómo narrar la exclusión? ¿Cómo restablecer el vínculo con la naturaleza que el antropocentrismo rompió? Como señaló la historiadora del arte Anita Seppä, el arte es fundamental para imaginar un futuro donde la transición ecológica y la paz sean indivisibles.
Los ejemplos históricos —desde las protestas contra Vietnam hasta el pacifismo de Gandhi— demuestran que los cambios nacen de acciones colectivas. Hoy, iniciativas como Elokapina o los estudios feministas sobre militarismo son corrientes que, al confluir, pueden transformar el curso de la historia. La literatura, al deconstruir mitos bélicos y visibilizar alternativas, se convierte en aliada de estos esfuerzos.
El desafío es claro: o perpetuamos un sistema basado en la destrucción o apostamos por narrativas que recuperen la empatía y el equilibrio ecológico. El momento de elegir es ahora.

GIPHY App Key not set. Please check settings