Dejon Noel-Williams se defiende de las acusaciones de narcisismo tras su salida de Love Island
El escrutinio público puede ser implacable, especialmente cuando se trata de reality shows. Dejon Noel-Williams, concursante de la última edición de Love Island, ha sido blanco de fuertes críticas desde su salida de la villa. Etiquetado por algunos espectadores como "narcisista", el joven de 26 años ha decidido alzar la voz para defender su reputación y exponer el impacto emocional del acoso en redes sociales.
En una entrevista con el Daily Mail, Dejon rechazó frontalmente las acusaciones, respaldado por el testimonio de sus compañeras del programa: "Las chicas que estuvieron conmigo en el programa dicen que no soy un narcisista ni un manipulador. Sus palabras valen mucho, porque pasaron 24 horas al día a mi lado", declaró. Aunque reconoció que pudo manejar mejor ciertas situaciones, subrayó su capacidad empática, especialmente hacia su pareja en el reality, Meg.

El odio en línea no tardó en llegar. Al recuperar acceso a su teléfono tras abandonar el programa, Dejon se encontró con un aluvión de mensajes de acoso, incluyendo amenazas de muerte y comentarios racistas. La situación escaló hasta el punto de que tanto él como Meg decidieron desactivar los comentarios en sus perfiles sociales. "Hablé primero con mi familia y amigos, pero mi móvil estaba saturado de mensajes de odio", relató.
La polémica tomó un giro más oscuro cuando una familiar suya, identificada como Niah —hermana de su hermano—, publicó un video en TikTok acusándolo de conducta manipuladora y narcisista durante años. "Llevo una década diciendo que Dejon es así, pero nadie me creía", afirmó en el clip viral, que se negó a retirar pese a las peticiones familiares.
Las reacciones entre el público están divididas. Mientras algunos espectadores critican su comportamiento en el programa, otros han expresado preocupación por el impacto del acoso en su salud mental. "Es solo un programa de televisión, ¿por tanto odio?", cuestionó un usuario en redes.
El caso de Dejon refleja un problema recurrente en la era digital: la línea entre el entretenimiento y la crueldad en línea sigue difuminándose, dejando a los participantes de realities expuestos a juicios públicos que trascienden la pantalla. Ahora, con su reputación en juego, el exconcursante busca reivindicarse ante una audiencia que no siempre distingue entre el personaje y la persona.
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