Durante la reciente pandemia, la modalidad de trabajo remoto se convirtió en la norma para la mayoría de los empleados, permitiéndoles realizar sus labores desde la comodidad de sus hogares. Sin embargo, a medida que las restricciones se han ido levantando, muchas empresas han empezado a exigir el retorno a las oficinas, argumentando la necesidad de hacer uso de los espacios de trabajo que ya tienen alquilados.
A pesar de las ventajas evidentes que ofrece el trabajo remoto, como la flexibilidad en los horarios y la eliminación de desplazamientos, se ha vuelto común la preocupación de que los empleados en casa puedan desviarse de sus tareas laborales. La falta de supervisión directa ha llevado a la percepción, tanto de empleados como empleadores, de que durante el trabajo remoto se realizan actividades no relacionadas con las responsabilidades laborales.
Esta situación ha llevado al desarrollo de sistemas basados en inteligencia artificial que buscan monitorear la actividad de los trabajadores remotos de manera más efectiva. Estos sistemas son capaces de detectar patrones de comportamiento inusuales, como pulsaciones repetidas del cursor o actividades no relacionadas con las tareas laborales, alertando a los superiores sobre posibles desviaciones en el trabajo.
Uno de los aspectos más destacados de esta nueva tecnología es la capacidad de tomar capturas de pantalla de las computadoras de los empleados, aunque se enfatiza la importancia de respetar la privacidad de los usuarios. Además, se han implementado alarmas aleatorias que requieren la interacción del empleado para demostrar su presencia frente al ordenador, lo que dificulta la simulación de actividad laboral.
Si bien estas herramientas de inteligencia artificial ofrecen una solución efectiva para garantizar la productividad de los empleados remotos, también plantean desafíos éticos y de privacidad. Estudios han demostrado que la supervisión constante puede llevar a decisiones menos efectivas por parte de los empleados y, en algunos casos, a la fuga de talentos de las empresas.
En este contexto, es fundamental encontrar un equilibrio entre la supervisión necesaria para garantizar la productividad y el respeto por la autonomía y la privacidad de los trabajadores. Las empresas que decidan implementar este tipo de tecnologías deben hacerlo de manera responsable y ética, considerando el impacto que puede tener en el desempeño y el bienestar de sus empleados.
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