Un intento de asesinato contra el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha generado incertidumbre en medio de una campaña presidencial ya tumultuosa y ha planteado serias preguntas sobre cómo un pistolero logró abrir fuego desde la azotea cerca de un mitin de campaña en Pennsylvania. A pesar de que pasó un día completo después del tiroteo, el motivo del pistolero aún es un misterio, con los investigadores creyendo que actuó solo antes de ser abatido por agentes del Servicio Secreto. El presidente Joe Biden ordenó una revisión independiente de la seguridad del ataque, que resultó en la muerte de un espectador y dejó gravemente heridos a otros dos. El FBI está investigando el tiroteo como un posible acto de terrorismo interno.
El ataque sacudió los cimientos del sistema político estadounidense, provocando una reevaluación y un alto temporal en la acalorada campaña presidencial de 2024, que se ha vuelto cada vez más violenta. Trump, el presunto candidato presidencial republicano, afirmó que la parte superior de su oreja derecha fue atravesada por una bala. Sus asesores indicaron que estaba en «gran ánimo» y se encontraba bien, llegando a Milwaukee para la Convención Nacional Republicana, que comenzó el lunes. En una publicación en sus redes sociales, Trump instó a la unidad y determinación, llamando a los americanos a mantenerse fuertes y no permitir que el mal triunfe.
El atacante fue identificado por el FBI como Thomas Matthew Crooks, de 20 años, proveniente de Bethel Park, Pennsylvania. Aunque las autoridades aún no han determinado un motivo, se encontraron materiales para fabricar bombas en el vehículo de Crooks y en su casa. A pesar de no estar en el radar del FBI, Crooks se cree que actuó por sí solo. Su inclinación política no estaba clara, ya que estaba registrado como votante republicano pero también hizo una donación a un comité político progresista el día en que Biden asumió la presidencia.
Este intento de asesinato es el más serio desde el atentado contra Ronald Reagan en 1981, generando preocupaciones sobre la violencia política en un Estados Unidos profundamente polarizado. A pesar de que Trump se encontraba en una situación delicada, expresó su determinación y apoyo a través de gestos a sus partidarios tras el incidente. El análisis de la escena reveló que el atacante logró acercarse sorprendentemente a la tarima desde donde hablaba el expresidente.
Este desafortunado suceso ha puesto de manifiesto una vez más los peligros de la campaña política en un país donde la violencia ha marcado varios hitos trágicos en su historia electoral. La seguridad de los candidatos ha sido reforzada, pero los riesgos persisten, recordando a todos que la violencia política no tiene cabida en una sociedad democrática.
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