En medio de los conflictos en Ucrania y Oriente Medio, así como las crecientes tensiones en Asia Oriental, funcionarios de Hiroshima instaron el martes a los líderes mundiales a dejar de depender de las armas nucleares como disuasión y a tomar medidas inmediatas hacia su abolición, no como un ideal, sino para eliminar el riesgo de una guerra atómica.
Recordando el bombardeo atómico que sufrió Hiroshima hace 79 años al finalizar la Segunda Guerra Mundial, el gobernador de Hiroshima, Hidehiko Yuzaki, afirmó que las naciones armadas con armas nucleares y los partidarios de la disuasión atómica «ignoran deliberadamente… el hecho de que una vez que las personas inventan un arma, la utilizan sin excepción».
Yuzaki enfatizó que mientras las armas nucleares existan, es seguro que se volverán a utilizar en algún momento. Por su parte, el alcalde de Hiroshima, Kazumi Matsui, destacó que los conflictos actuales, como la guerra de Rusia en Ucrania y el empeoramiento de la situación entre Israel y Palestina, están profundizando la desconfianza y el miedo entre las naciones, reforzando la idea de que el uso de la fuerza para resolver conflictos es inevitable.

El primer ministro de Japón, Fumio Kishida, presente en la ceremonia, reconoció que los conflictos globales y las opiniones divididas sobre enfoques para el desarme nuclear hacen que lograr ese objetivo sea «aún más desafiante». Sin embargo, se comprometió a hacer todo lo posible para buscar medidas realistas y prácticas que generen impulso dentro de la comunidad internacional.
Las críticas hacia Kishida apuntan a que su promesa es vacía, ya que Japón se apoya en la «sombrilla nuclear» de EE. UU. para su protección y ha estado expandiendo rápidamente su capacidad militar. En medio de la creciente assertividad china y las amenazas nucleares y de misiles de Corea del Norte, Japón, Estados Unidos y otros aliados regionales han intensificado su cooperación en materia de seguridad.
Los supervivientes de los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki, conocidos como «hibakusha», continúan luchando por la prohibición de armas nucleares y buscan que sus esfuerzos sean respaldados por las generaciones más jóvenes.
Como reflejo del paso del tiempo, se informó que el número de «hibakusha» certificados como elegibles para recibir apoyo médico del gobierno ha disminuido a 106,823 personas, con una edad promedio de 85.58 años. Muchos de ellos siguen padeciendo lesiones y enfermedades provocadas por las explosiones y la exposición a la radiación, enfrentando discriminación y carencias de apoyo.
Ante esta situación, los funcionarios de Hiroshima instaron al gobierno de Kishida a hacer más por proporcionar apoyo y atender los deseos de los supervivientes, quienes continúan abogando por la prohibición de armas nucleares, manteniendo viva su causa para las generaciones venideras.

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