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Benoit Blanc regresa en un nuevo misterio de asesinato con «Wake Up Dead Man»

El esperado regreso de Benoit Blanc en Wake Up Dead Man, la tercera entrega de la serie Knives Out, promete una combinación intrigante de misterio clásico y crítica social mordaz. En esta ocasión, el detective interpretado por Daniel Craig abandona los excesos cosmopolitas de Glass Onion para sumergirse en un escenario más íntimo: una pequeña parroquia católica en el norte de Nueva York, donde la fe y los secretos se entrelazan en un crimen aparentemente imposible.

El director Rian Johnson parece querer rectificar el rumbo tras la recepción mixta de su segunda película, apostando por una estructura más ajustada y un discurso político menos sutil. Si en filmes anteriores abordaba la desigualdad con ironía, aquí el objetivo es directo: líderes autoritarios que instrumentalizan la religión para sembrar división. Josh Brolin encarna a un monsorñor que, desde el púlpito, inflama a su congregación con sermones cargados de ira, mientras Glenn Close brilla como una feligresa devota cuyas lealtades esconden grietas.

Sin embargo, el verdadero descubrimiento es Josh O’Connor como el padre Jud Duplenticy, un sacerdote rebelde que se convierte en sospechoso y cómplice de Blanc. O’Connor, en plena ascensión tras su aclamado trabajo en Rebuilding y The History of Sound, roba escenas con un carisma lleno de matices. Su química con Craig —quien afianza el humor y la elegancia de su detective— es el motor de una trama que, pese a su ritmo irregular, mantiene interés gracias a los diálogos afilados y los guiños al género policial.

El elenco, aunque estelar (con nombres como Jeremy Renner, Kerry Washington y Andrew Scott), no siempre recibe el desarrollo que merece. Algunos personajes parecen meros esbozos, diluidos en un rompecabezas que peca de sobrecargado. Aun así, el equipo técnico salva el equilibrio: la fotografía de Steve Yedlin captura la atmósfera gótica del escenario, mientras los vestuarios de Jenny Eagan refuerzan las personalidades de cada figura.

Wake Up Dead Man no alcanza la perfección de su predecesora, pero consolida a Blanc como un referente moderno del cine de misterio. Con un final repleto de sarcasmo y un mensaje sobre los peligros del fanatismo, Johnson demuestra que, incluso cuando tropieza, su franquicia sigue manteniendo el filo.

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Escrito por Redacción - El Semanal

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