La campaña actual de los Atlanta Braves ha sido un auténtico enigma para analistas y aficionados por igual. Tras ser señalados al inicio de la temporada como el principal rival de los Los Angeles Dodgers en la Liga Nacional, las primeras semanas arrojaron un resultado desconcertante, que distó enormemente de las proyecciones optimistas.
La expectación en torno a los Braves era considerable. Las previsiones los situaban liderando el segundo escalafón de equipos en la Liga Nacional, inmediatamente después de los Dodgers, con una proyección de victorias por encima de los 93 triunfos, aventajando a contendientes divisionales como los Philadelphia Phillies y los New York Mets. Sin embargo, el arranque fue desolador. Una gira inicial que incluía series contra los San Diego Padres y los Dodgers se saldó con siete derrotas consecutivas, en las que la producción ofensiva fue mínima, anotando una carrera o menos en cuatro de esos encuentros. Un inicio así, con un balance de 0-7, representaba coquetear con una historia desalentadora, ya que muy pocos equipos en la historia de las Grandes Ligas habían logrado recuperarse de un bache semejante al inicio de la campaña para disputar la postemporada.
Pese a este inicio tan complicado, el relato de abril de los Braves también se definió por su capacidad de reacción. A pesar de continuar con dificultades a mediados de mes, el equipo consiguió recomponerse, encadenando nueve victorias en once partidos y estabilizando significativamente su rumbo. Aunque aún no habian alcanzado el umbral del .500 al cierre de este análisis, su diferencial de carreras había salido del territorio negativo. Esta recuperación, aunque parcial, permitió a la franquicia tomar un necesario respiro después del tambaleante arranque.

En resumen, hemos presenciado hasta ahora tres versiones de los Braves de 2025: la que se anticipaba como gran aspirante al inicio, la que se materializó con un histórico 0-7, y la que, gradualmente, ha logrado regresar a la paridad. Esta dualidad plantea la pregunta fundamental: ¿Cuál de estas representaciones es la verdadera esencia de los Atlanta Braves de esta temporada?
El inicio de 0-7 colocó a los Braves en un club histórico, siendo uno de los 30 equipos desde 1901 en arrancar una temporada con tal racha negativa, y la quinta vez para la propia franquicia de Atlanta, igualando a los Detroit Tigers en este particular registro. Históricamente, un comienzo tan adverso suele ser premonitorio de una temporada sin aspiraciones a la postemporada. De los 29 equipos anteriores en esta lista, ninguno alcanzó los playoffs, y solo dos lograron terminar la temporada por encima del .500.
Sin embargo, la situación de los actuales Braves es notablemente diferente. Su capacidad para comenzar un rápido ascenso hacia el .500 y mantener su diferencial de carreras en positivo ya los distingue de la gran mayoría de equipos con inicios similares. Esta diferencia no es casualidad; los Braves de 2025 son, fundamentalmente, un equipo con mayor calidad y potencial que la mayoría de esas 29 franquicias históricas.
Analizando bases de datos históricas que miden la fortaleza de los equipos en ventanas de varias temporadas, la proyección inicial de los Braves para 2025 los situaba con una calificación de poder considerablemente alta, significativamente superior a la de casi todos los equipos que empezaron 0-7 en el pasado. Solo dos equipos anteriores en la lista tenían calificaciones notablemente mejores: los Boston Red Sox de 1945, cuya situación se vio alterada por el retorno de jugadores del servicio militar, y los Houston Astros de 1983. Los Astros de 1983, uno de los dos equipos que superaron el .500 tras un inicio así, finalizaron con un récord de 85-77, pero su calificación de poder estaba lejos de la de los Braves actuales. Esto subraya que, de todos los equipos con un 0-7 inicial, los Braves de 2025 poseían la mayor probabilidad intrínseca de recuperarse de un comienzo tan complicado, algo que comenzaron a demostrar en la segunda mitad de abril.
La ofensiva de los Braves ha sido un factor clave en esta recuperación. Tras mostrar una producción extremadamente baja en la gira inicial, con un promedio de apenas dos carreras por partido y un promedio de bateo colectivo de .151, las cosas comenzaron a cambiar. Desde el final de su racha perdedora, la ofensiva ha mostrado una clara mejoría, con un promedio de carreras anotadas por encima de la media de la liga y un OPS colectivo significativamente superior. Este repunte se ha logrado incluso a la espera del esperado regreso de Ronald Acuña Jr., quien se recupera de una cirugía de rodilla de la temporada anterior.
Sorprendentemente, algunos de los impulsores de esta mejora ofensiva han sido jugadores que quizás no estaban en el foco principal. Sean Murphy, tras regresar de la lista de lesionados, ha mostrado un poder significativo, superando en partidos la cantidad de jonrones que conectó en la temporada previa. El joven receptor Drake Baldwin y el veterano Eli White también han registrado números ofensivos notables. Estas contribuciones inesperadas, sumadas a las esperadas de figuras como Marcell Ozuna y Austin Riley, han permitido a la ofensiva recuperarse, a pesar de que jugadores como Matt Olson, Michael Harris II y Ozzie Albies aún están buscando alcanzar sus niveles habituales de rendimiento.
A pesar de la mejora ofensiva, la rotación de pitcheo de los Braves ha sido más irregular, situándose globalmente en un nivel promedio en la liga a lo largo de la temporada. Chris Sale, ganador del Cy Young en la Liga Nacional la temporada pasada, ha tenido altibajos hasta ahora, dejando a Spencer Schwellenbach como el único lanzador abridor con un rendimiento consistentemente por encima del promedio de la liga. La inconsistencia en el pitcheo ha limitado el ímpetu de la recuperación del equipo.
La situación se agrava por la aparente falta de profundidad de calidad en la rotación abridora. La pronta recuperación y el mantenimiento de la salud de Spencer Strider, quien sufrió una lesión en el tendón de la corva a principios de temporada, son cruciales. Se espera que Strider regrese al equipo más adelante en el mes, y su contribución es fundamental para fortalecer la rotación. En el bullpen, el rendimiento ha sido irregular, en parte debido dificultades notables de Raisel Iglesias para evitar cuadrangulares, tras mostrar una gran resistencia en la temporada anterior.
A pesar de que el pitcheo no ha acompañado plenamente, la recuperación de los Braves se sustenta en indicadores subyacentes prometedores. Su diferencial de carreras durante su reciente racha positiva es consistente con el de un equipo de alto calibre a lo largo de una temporada completa, lo que sugiere que están jugando a un nivel cercano a sus expectativas iniciales. Sin embargo, el lastre del inicio de 0-7 es ineludible.
Este desafío se amplifica por la fuerza y profundidad de la Liga Nacional en la temporada actual. Con varios equipos mostrando un rendimiento muy sólido y proyecciones de victorias elevadas, el margen de error para los Braves se ha reducido considerablemente. La competencia por los puestos de postemporada es intensa.
El devenir de la temporada de los Braves podría depender en gran medida de cómo se desempeñen en las próximas semanas, particularmente antes del retorno de Acuña y Strider. Actualmente, son un equipo de mitad de tabla a nivel de resultados y diferencial de carreras. Si mantienen este nivel mientras esperan a sus figuras clave, los equipos en la parte alta de la Liga Nacional podrían distanciarse.
El calendario inmediato presenta retos importantes. Después de enfrentarse a los Dodgers, reciben a equipos competitivos y tienen series complicadas fuera de casa, incluyendo visitas a equipos que, aunque no siempre son considerados potencias, están mostrando un buen nivel. La recuperación de los Braves tras un inicio complicado ha sido significativa y demuestra su potencial intrínseco. Desde el infausto 0-7, han jugado mucho más cerca del nivel que se esperaba de ellos. Es probable que, a medida que avance la temporada y los jugadores recuperen su mejor forma y el equipo gane salud, esta tendencia continúe. La clave ahora es si, manteniendo este nivel previsto, será suficiente en una Liga Nacional tan competitiva para asegurar su presencia en la postemporada en octubre.

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