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Cambio clave catapulta rotación Mets de Nueva York Ahora.

En el dinámico universo del béisbol profesional, donde la evolución estratégica y técnica es constante, ha emergido una herramienta en el arsenal de los lanzadores que está redefiniendo el juego desde el montículo: el «kick change». Este lanzamiento, un híbrido entre el cambio de velocidad tradicional y una bola dividida (splitter), ha ganado una notoria tracción en las Grandes Ligas, convirtiéndose en un factor clave en el inesperado éxito de ciertas rotaciones de lanzadores.

Un caso palpable de este fenómeno es el de los Mets de Nueva York. Su cuerpo de abridores, integrado por lanzadores diestros como Clay Holmes, Tylor Megill y Griffin Canning, ha superado con creces las proyecciones iniciales, exhibiendo la efectividad colectiva más baja en las mayores hasta la fecha. Si bien diversas variables contribuyen a este desempeño, un hilo conductor palpable que une a estos tres lanzadores es precisamente la incorporación o perfeccionamiento del «kick change» en sus repertorios.

El origen de esta tendencia se remonta a poco más de un año, cuando Hayden Birdsong, lanzador derecho de los Gigantes de San Francisco, introdujo este lanzamiento en el circuito principal. La notabilidad de su efectividad resonó rápidamente, captando la atención de otros lanzadores que buscaban optimizar sus propios recursos.

La clave del «kick change» reside en una modificación específica del agarre convencional de un cambio de velocidad. Mientras que en un cambio tradicional los dedos se apoyan planos sobre la bola, en el «kick change» el dedo corazón se «levanta» o «patea» slightly fuera de la superficie. Esta sutil alteración en el agarre, combinada con la acción del dedo anular que reduce la eficiencia del giro, provoca un movimiento descendente pronunciado, similar al de un splitter, pero con una velocidad más cercana a la de un cambio. A diferencia de un cambio estándar, que suele presentar un desplazamiento horizontal hacia el brazo del lanzador, un «kick change» bien ejecutado de un diestro puede emular la trayectoria curva de un zurdo.

Para lanzadores como Holmes, cuya transición de relevista a abridor con los Mets implicaba la perentoria necesidad de desarrollar un lanzamiento efectivo contra bateadores zurdos, el «kick change» representó una solución idónea. Tras experimentar con cambios tradicionales, la asesoría de especialistas en biomecánica de lanzamientos lo llevó a explorar el «kick change», un lanzamiento que se alinea mejor con la tendencia supinadora de su antebrazo y muñeca. El resultado ha sido un lanzamiento que, si bien al principio le resultaba poco familiar, pronto demostró un movimiento vertical notable, convirtiéndose en un componente vital de su actual éxito con una ERA saludable.

Similarmente, Tylor Megill, quien ha luchado por consolidarse en la rotación de los Mets, encontró en el «kick change» una herramienta para diversificar su ataque, especialmente en enfrentamientos repetidos dentro de un partido. A pesar de probar el lanzamiento previamente sin convicción, la tutoría de Holmes le permitió ajustar su agarre y lograr una consistencia que lo ha convertido en un arma efectiva, particularmente contra bateadores zurdos, con una alta tasa de swings fallidos.

El caso de Griffin Canning es ligeramente distinto. Siendo capaz de ejecutar un cambio tradicional con facilidad, Canning experimentó con el «kick change» durante su calentamiento previo a su debut con los Mets. Le atrajo el movimiento descendente que generaba y lo incorporó temporalmente en su repertorio, utilizándolo en conjunto con su cambio habitual para ofrecer diferentes «looks» al mismo rango de velocidad. Aunque más recientemente ha optado por priorizar su cambio tradicional, no descarta la posibilidad de reincorporar el «kick change» más adelante en la temporada, reconociendo su valía como parte de un arsenal diversificado.

La rápida diseminación del «kick change» subraya la influencia creciente de los análisis de datos y las herramientas de seguimiento de lanzamientos en el béisbol moderno. La capacidad de identificar y replicar lanzamientos efectivos a través de plataformas de análisis ha propiciado una cultura de experimentación y adaptación por parte de los jugadores. Lanzamientos que en décadas pasadas eran hallazgos aislados o desarrollados empíricamente, ahora se perfeccionan y difunden con base en métricas precisas y conocimiento biomecánico.

Este fenómeno no es exclusivo del «kick change». En años recientes, hemos sido testigos de la popularización del «sweeper», un tipo de slider con acentuado movimiento horizontal, o la revalorización de la bola rápida alta en la zona de strike. Cada temporada, parece emerger un lanzamiento o una estrategia de uso de lanzamientos que captura la atención de la liga, impulsada por la eficacia demostrada y la facilidad de replicación.

En definitiva, el «kick change» representa más que una simple variación en el agarre de una bola; es un testimonio de la continua innovación en el béisbol, donde la ciencia y la tecnología se entrelazan con el instinto y la habilidad de los lanzadores para encontrar cualquier ventaja posible. Y para lanzadores como los de los Mets, ha sido, sin duda, un catalizador inesperado para su éxito en el montículo.

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Escrito por Redacción - El Semanal

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