La noche del lunes se escribía un capítulo inesperado en el Paycom Center de Oklahoma City. Lo que parecía ser una victoria encaminada para los Thunder, líderes de la conferencia, se disipó en los últimos instantes ante unos Nuggets resilientes y un Aaron Gordon crecido ante la adversidad. Su triple ganador a falta de menos de cuatro segundos se erige como el colofón a una remontada asombrosa, sellando el 121-119 que da la ventaja inicial a Denver en las semifinales de la Conferencia Oeste.
Gordon, adquirido por los Nuggets en 2021, llegó con el cartel de jugador físico, capaz de rebotear, anotar en la pintura y aportar mates impactantes, un complemento ideal para el juego de Nikola Jokic y Jamal Murray. Si bien su tiro de tres no era su característica principal por aquel entonces, una transformación silenciosa en su juego exterior ha redefinido su rol. Dedicación a la mejora de su lanzamiento, plasmada en horas incesantes en un gimnasio particular que ha instalado en su propio domicilio, ha dado sus frutos. «Cuando lancé, ¿sabía que entraba?», reflexionaba Gordon tras el partido. «Sabía que no iba a fallar». Sus palabras reflejan la confianza adquirida en esa faceta del juego.
Este no es el primer momento de gloria para Gordon en estos playoffs. Apenas diez días antes, en el cuarto partido de la serie de primera ronda contra los Clippers, un mate suyo sobre la bocina se convirtió en el primer tiro ganador sobre la bocina en la historia de los playoffs. Anoche, el escenario cambiaba, pero la trascendencia del canasto era similar: un triple frontal para culminar una remontada de 14 puntos ante el equipo mejor posicionado del cuadro.

Esta capacidad para aparecer en los momentos decisivos es una señal de la madurez del jugador. Christian Braun, compañero de Gordon, destaca su incansable ética de trabajo: «Él vive en un gimnasio, literalmente». Este comentario alude a su peculiar residencia en Denver, un almacén adaptado con una media cancha donde practica a cualquier hora. Esta dedicación se ha traducido en cifras: Gordon ha registrado su mejor temporada en porcentaje de triples (43.6%), una mejora sustancial respecto a su media de carrera (33.1%).
Aunque la gesta de Gordon acaparara los focos, la actuación de Nikola Jokic fue, una vez más, monumental. Sus 42 puntos y 22 rebotes sostuvieron a los Nuggets en un partido complicado por los problemas de faltas y la intensidad defensiva de la pareja interior de los Thunder, Chet Holmgren e Isaiah Hartenstein. A pesar de solo descansar seis minutos, Jokic demostró por qué es el alma del equipo, negándose a ceder. Anotó 18 de sus puntos en el último cuarto, liderando la ofensiva que poco a poco erosionó la ventaja local. Su acierto desde la línea de personal, con 10 de 13, incluyendo dos tiros clave a falta de 12.2 segundos, fue fundamental en el parcial de 15-4 que cerró el partido. La remontada de nueve puntos en los últimos tres minutos convierte a los Nuggets en el primer equipo desde 2015 en lograr tal hazaña. «Hemos pasado por mucho con este grupo», comentó Gordon. «Hemos remontado muchos partidos. No es necesariamente lo que buscamos o queremos hacer, pero sabemos que hemos estado en esa posición… Tenemos mucha aplomo en este grupo. Mucha garra».

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