La jornada electoral en Sri Lanka llega a su fin con una competencia principalmente entre tres candidatos en las elecciones presidenciales de 2024, en un intento por recuperarse de la peor crisis económica de su historia y la consecuente convulsión política.
Con 38 candidatos en disputa, las elecciones presentan principalmente a Ranil Wickremesinghe, actual presidente liberal, el legislador de tendencia marxista Anura Kumara Dissanayake y el líder de la oposición Sajith Premadasa como los principales contendientes en esta contienda.
El número de votantes elegibles asciende a 17 millones, con resultados finales esperados para el domingo. La decisión final reflejará si los ciudadanos de Sri Lanka respaldan el liderazgo de Wickremesinghe en una frágil etapa de recuperación, que incluye la reestructuración de la deuda del país bajo un programa del Fondo Monetario Internacional, luego de su incumplimiento en 2022.
El gobierno anunció el jueves haber superado el último obstáculo en la reestructuración de la deuda al llegar a un acuerdo en principio con los tenedores privados de bonos. En el momento de su incumplimiento, la deuda local y externa de Sri Lanka ascendía a $83 mil millones. El gobierno afirma haber reestructurado más de $17 mil millones hasta la fecha.
A pesar de la mejora significativa en las cifras económicas clave, los ciudadanos de Sri Lanka se enfrentan a altos impuestos y costos de vida elevados. Tanto Premadasa como Dissanayake han prometido renegociar el acuerdo con el FMI para hacer más llevaderas las medidas de austeridad. Wickremesinghe ha advertido que cualquier modificación al acuerdo podría retrasar la liberación de un cuarto tramo de casi $3 mil millones, crucial para mantener la estabilidad.
La esperanza de los votantes reside en poner fin a la inestabilidad política y económica, con la corrupción arraigada como uno de los principales problemas a resolver para el próximo líder. Expertos políticos señalan un descontento generalizado hacia la antigua guardia política, la cual ha sido ampliamente culpada por la inestabilidad económica, lo que podría resultar en que ningún candidato obtenga el 50% de los votos en primera instancia.
Existe la preocupación de que si no hay un ganador claro, la nación insular podría sumirse en una mayor inestabilidad. Los votantes buscan un «líder fuerte que marque el camino hacia la recuperación económica», según expresó Visaka Dissanayake.
La crisis económica de Sri Lanka se debió en gran parte a un endeudamiento excesivo en proyectos que no generaron ingresos, agravado por la pandemia de COVID-19 y la decisión del gobierno de utilizar reservas extranjeras escasas para sostener la moneda local, la rupia.
La catástrofe económica resultó en una grave escasez de productos esenciales como medicinas, alimentos, gas de cocina y combustible, con personas pasando días en largas filas para obtenerlos. Esto desencadenó disturbios en los cuales los manifestantes tomaron edificios clave, incluyendo la casa del presidente, su oficina y la del primer ministro, lo que obligó al entonces presidente Gotabaya Rajapaksa a huir del país y renunciar.
Wickremesinghe fue elegido por votación parlamentaria en julio de 2022 para completar el resto del mandato de cinco años de Rajapaksa. Ahora, busca otro mandato para consolidar los avances logrados. Sin embargo, muchos lo acusan de proteger a miembros de la familia Rajapaksa, a quienes responsabilizan de la crisis económica.
En conclusión, las elecciones en Sri Lanka representan un momento crucial para la recuperación económica y la estabilidad política del país, con la esperanza de que el liderazgo entrante pueda abordar los desafíos actuales y sentar las bases para un futuro próspero y libre de corrupción.
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