La implementación de proyectos solares fotovoltaicos ha ido en aumento en todo el mundo, en un esfuerzo por encontrar alternativas eléctricas que no emitan carbono. Aunque la mayoría de estas instalaciones se ubican en tierra firme, cada vez se plantea más la posibilidad de utilizar paneles solares en el mar. Aunque esta idea ha ganado adeptos lentamente, se vislumbra como una opción prometedora en el campo de las energías renovables marinas.
El concepto de energía solar flotante presenta ventajas significativas, como liberar espacio terrestre para otros fines y aprovechar la radiación electromagnética proveniente del océano. No obstante, también plantea desafíos, siendo uno de los más prominentes la exposición al agua salada, que puede afectar gravemente la eficiencia y durabilidad de los paneles solares. Es aquí donde entra en juego la innovación tecnológica para superar estos obstáculos.
En China, el Grupo Huaneng, una de las empresas estatales más grandes del país, ha instalado 434 paneles solares hexagonales cerca de la península de Shandong, en el Mar Amarillo. Este proyecto, conocido como «Nº 1 en el Mar Amarillo», representa un hito al ser la primera plataforma fotovoltaica oceánica resistente al viento y las olas en China, abarcando una superficie de 1.624 m2. El objetivo principal de esta iniciativa es fomentar el desarrollo de la energía fotovoltaica marina en el país.
La plataforma solar, denominada Huanghai-1, se encuentra anclada a una profundidad de 30 metros y los paneles solares están elevados a unos 8 metros sobre el nivel del agua para evitar el contacto directo con las olas. Sin embargo, la exposición al agua salada representa un desafío constante, ya que las olas pueden generar cristales de sal que afectan la eficiencia de conversión de energía solar. Para abordar este problema, se están probando y supervisando tres tecnologías diferentes a lo largo de un año.
La evaluación de aspectos como la resistencia al viento, a las olas y la durabilidad general, así como la eficiencia de los paneles y los costos de mantenimiento, son fundamentales en este proceso experimental. Se estima que el mantenimiento de instalaciones en alta mar es significativamente más costoso que en tierra firme, por lo que encontrar soluciones efectivas es crucial para la viabilidad de proyectos futuros.
Una vez completada la fase de pruebas, los datos obtenidos servirán como base para el desarrollo de plataformas oceánicas adecuadas para la región del Mar Amarillo. Cada región enfrenta desafíos y condiciones variables, por lo que adaptar las tecnologías a las necesidades específicas de cada área es esencial. El objetivo final es la construcción de una serie de plataformas eólicas y fotovoltaicas marinas en un futuro cercano, promoviendo así el uso de energías limpias y sostenibles a nivel global.
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