En la localidad brasileña de Tupinamba, se vive un momento de gran expectación y emoción en la cuenta regresiva para el regreso de un artefacto sagrado tras más de tres siglos: una manta ceremonial de los indígenas brasileños, conocida como la manta Tupinamba. Este traje ceremonial, elaborado con plumas de guacamaya roja, es un elemento de gran importancia con significados rituales y simbólicos asociados al rango social y el poder dentro de la tribu.
Sin embargo, esta manta fue arrebatada al pueblo Tupinamba durante la colonización portuguesa en Brasil y llevada al Viejo Mundo como parte de la Colección Federico III, adquirida por varios museos reales de Dinamarca en 1689. La manta Tupinamba se ha convertido en un testimonio de la interacción colonial, el intercambio cultural entre Europa y América, así como un símbolo de la explotación y saqueo del patrimonio cultural indígena.
Después de más de tres siglos «exiliada», la manta ceremonial fue devuelta a sus orígenes tras un anuncio de Dinamarca para repatriar este tesoro cultural. La ceremonia oficial de presentación tuvo lugar en Río de Janeiro, contando con la presencia del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, donde 200 tupinambás acamparon esperando reconectarse con sus antiguas tradiciones y poder contemplar la manta ceremonial.
La devolución de la manta Tupinamba no solo representa la restitución de un artefacto cultural, sino también el reconocimiento a los pueblos indígenas, sus tierras y sus derechos. El presidente Lula expresó su apoyo a los derechos constitucionales de los pueblos indígenas a sus territorios y culturas, destacando la importancia de reconocer y preservar estas tradiciones ancestrales.
La lucha por la restitución del manto Tupinamba en Olivença comenzó en el año 2000, cuando este fue cedido a São Paulo para una exposición. En aquel entonces, los Tupinamba ni siquiera estaban oficialmente reconocidos como pueblo indígena, siendo descritos en los libros de historia como extintos. Gracias a la presión, fueron reconocidos en 2001 y luego delimitaron un territorio de 47,000 hectáreas que abarcan varios municipios de Bahía.
Finalmente, después de siglos de espera, la manta ceremonial Tupinamba ha regresado a su lugar de origen, simbolizando no solo la devolución de un artefacto valioso, sino también el reconocimiento y la preservación de las culturas indígenas y sus derechos en Brasil.
GIPHY App Key not set. Please check settings